Página 608 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
bienes para esparcir la verdad. Estos aman de lengua, no de hecho
y en verdad. No se dan cuenta de que es el dinero del Señor el que
están manejando, no el suyo propio.
A muchos les gustaría ver que se conviertan las almas, siempre
que no les cueste ningún sacrificio a ellos; pero si se tocan sus bienes,
se echan atrás porque éstos son de más valor para ellos que las almas
de los hombres y las mujeres por los que Cristo murió. Si aquellos
a quienes Dios ha confiado bienes entendieran su responsabilidad
como sus mayordomos, retendrían en sus propias manos lo que Dios
les ha prestado, para poder cumplir fielmente el deber que recae
sobre ellos de hacer su parte para ayudar la obra de Dios. Si todos
pudieran comprender el plan de salvación, y el valor de tan sólo
un alma comprada por la sangre de Cristo, considerarían de menor
importancia cualquier otro interés.
Los padres debieran considerar con mucha preocupación la idea
de entregar a sus hijos los talentos de los recursos financieros que
Dios colocó en sus manos, a menos que tengan la seguridad absoluta
de que ellos manifiestan mayor interés, amor y preocupación por la
causa de Dios que lo que ellos mismos sienten como padres, y que
estos hijos serán más fervientes y celosos en impulsar la obra de
Dios, y más benevolentes en promover los varios proyectos conecta-
dos con ella que requiere ayuda financiera. Pero muchos colocan sus
bienes en manos de sus hijos, y pasan a ellos la responsabilidad de
su propia mayordomía, porque Satanás los insta así. Al hacer esto,
en realidad colocan esos bienes en las filas del enemigo. Satanás
dirige el asunto para bien de su propio propósito y priva a la causa
de Dios de los bienes que necesita para mantenerse con abundancia.
Los esfuerzos hechos para presentar ante la gente la verdad, no son
ni la mitad de completos y extensivos como debieran ser. No se está
haciendo ahora ni la quincuagésima parte para extender la verdad de
lo que podría hacerse esparciendo publicaciones y trayendo dentro
del alcance de la predicación de la verdad a todos los que puedan
ser atraídos hacia ella.
El tiempo de gracia de muchos está llegando a su fin. Satanás
diariamente está reuniendo su cosecha de almas. Algunos están efec-
tuando su decisión final en contra de la verdad, y muchos mueren sin
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conocerla. Sus mentes no están iluminadas, y no se han arrepentido
de sus pecados. Sin embargo, hay hombres que profesan piedad que