Página 619 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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La causa en Vermont
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ahora en nuestras manos. ¿Los usaremos para la gloria de Dios, o
los malgastaremos? Podemos negociar con ellos hoy, pero mañana
nuestro tiempo de gracia puede terminar y nuestra cuenta puede
quedar cerrada para siempre.
Si invertimos nuestros talentos en la salvación de nuestros seme-
jantes, Dios será glorificado. El orgullo y la posición se presentan
para excusar la extravagancia, la vana ostentación la ambición y
el disoluto egoísmo. Los talentos del Señor, entregados al hombre
como una preciosa bendición, si se los malgasta, proyectarán so-
bre él una terrible maldición. Podemos usar las riquezas para hacer
progresar la causa de Dios y aliviar las necesidades de las viudas y
los huérfanos. Al hacer así, obtenemos ricas bendiciones. No sólo
recibiremos expresiones de gratitud de los que se benefician con
nuestras mercedes, sino que el Señor mismo, quien ha colocado los
bienes en nuestras manos para este preciso propósito, transformará
nuestra alma en un jardín regado, cuyas aguas nunca faltan. Cuando
llegue el tiempo de la siega, ¿quiénes de nosotros experimentaremos
el inefable gozo de ver las gavillas que hayamos reunido, en recom-
pensa de nuestra fidelidad y nuestro generoso uso de los talentos que
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el Señor ha colocado en nuestras manos para que los usemos para
su gloria?
Muchos en Vermont han fracasado decididamente en cumplir
con los requisitos de Dios. Algunos han caído en un estado espiritual
frío y sin vida, porque son siervos infieles. El amor al mundo ha
llenado de tal modo su corazón que han perdido su gusto por las
cosas celestiales y se han transformado en enanos espirituales. El
estado quedó privado de la correcta clase de labor. Bordoville ha
sido el centro de atracción. Todas las reuniones grandes se han
efectuado en una localidad, lo que ha sido como poner una luz
debajo de un almud; sus rayos no han beneficiado a la gente del
estado en general. Muchos que podrían ahora estar regocijándose en
el conocimiento de la verdad están todavía en tinieblas. Los talentos
y esfuerzos especiales han sido atraídos a una localidad. Esto no
es lo que el Señor quiere. Su propósito es que la advertencia, el
mensaje probador, sea dado al mundo, y que su pueblo, que es la
luz del mundo, se constituya en una esperanza, como testigos en
medio de las tinieblas morales de la tierra; para que sus vidas, su