Página 621 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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La causa en Vermont
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El hermano D tiene mucha capacidad de concentración. Cuando
su mente toma cierto rumbo, le resulta difícil dirigirla a otro asunto;
se detiene tediosamente en un punto. Al conversar corre el riesgo de
cansar al oyente. Sus escritos carecen de un estilo libre y sencillo.
El hábito de concentrar la mente en una cosa, a exclusión de otras,
es una desgracia. El debiera entender esto, y debiera esforzarse
por dominar y controlar ese rasgo de la mente, que es demasiado
activa. Cuando un órgano mental trabaja demasiado, esa actividad
lo fortalece, pero debilita los otros órganos. Si el hermano D desea
ser un obrero de éxito en el campo del Evangelio, debiera educar
su mente. El gran desarrollo de este órgano perjudica su salud y su
utilidad. Hay una falta de armonía en la constitución de su mente, y
como consecuencia su cuerpo sufre.
Sería muy positivo para el hermano D cultivar un estilo sencillo
y fácil en sus escritos. Debe evitar detenerse a detallar un punto
que no es de vital importancia; y aun las verdades más esenciales
y manifiestas, las que por sí mismas son claras y llanas, pueden
cubrirse con palabras hasta quedar nubladas e imprecisas.
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El hermano D puede ser muy correcto en todos los puntos de la
verdad presente, y sin embargo no estar completamente capacitado
para dar razón de nuestra esperanza al pueblo francés, por escrito. El
puede ayudar en esta obra. Pero más de una o dos mentes debieran
preparar el tema, para que no lleve el sello peculiar de una persona.
La verdad que fue captada y preparada por varias mentes, y que en
el tiempo indicado por Dios, fue descubierta eslabón tras eslabón, en
una armoniosa cadena por los fervientes investigadores de la verdad,
debiera darse al pueblo, y adaptarse para satisfacer las necesidades
de muchos. Debiera escribirse con brevedad con el fin de interesar
al lector. Los artículos largos y enrevesados son perjudiciales para
la verdad que el escritor se propone presentar.
El hermano D debiera pensar menos en sí mismo y hablar menos
de sí mismo. Debiera mantenerse fuera de vista, y en la conversación,
evitar referirse a sí mismo y poner su modo de vida como modelo
digno de ser imitado. Debiera fomentar una genuina humildad. Está
en peligro de considerar su vida y su experiencia superior a las de
los demás.
El hermano D puede ser de valor para la causa de Dios si hay
armonía en el carácter de sus esfuerzos. Si puede ver y corregir las