Página 623 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

Basic HTML Version

La causa en Vermont
619
semejantes. “En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes
en espíritu, sirviendo al Señor”.
Romanos 12:11
. Dios no aceptará
los servicios más exaltados a menos que primero estén consagrados
por una entrega del alma a él y a su amor. Con cierta clase de gente
existe el peligro de alejar sistemáticamente al Espíritu de Dios y la
vitalidad de la religión de Cristo, y preservar una estricta rutina de
tediosas obligaciones y ceremonias.
Vivimos en medio de una generación malvada y perversa, y
nuestros planes buenos y exactos, no siempre pueden llevarse a cabo
para beneficio de todos. Si nos mantenemos en nuestra dignidad,
no lograremos ayudar a los que necesitan más ayuda. Los siervos
de Cristo debieran adaptarse a las distintas situaciones de la gente.
No pueden poner en práctica reglas exactas si han de atender los
casos de todos. El trabajo tendrá que ser variado para ir al encuentro
de la gente donde estén. “A otros salvad, arrebatándolos del fuego;
[594]
y de otros tened misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa
contaminada por su carne”.
Judas 23
.
El apóstol aconseja a los corintios: “Si, pues, coméis o bebéis,
o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. No seáis
tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios; Como tam-
bién yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio
beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos”.
1 Corintios
10:31-33
. “Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de
todos para ganar a mayor número”.
1 Corintios 9:19
. “Me he hecho
débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de
todo, para que de todos modos salve a algunos”.
ver. 22
. “Así que los
que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y
no agradarnos a nosotros mismos. Cada uno de nosotros agrade a su
prójimo en lo que es bueno, para edificación. Porque ni aun Cristo
se agradó a sí mismo; antes bien, como está escrito: los vituperios
de los que te vituperaban, cayeron sobre mí”.
Romanos 15:1-3
.
El hermano y la hermana L, de Canadá, han estado gradualmente
perdiendo su retención de Dios y su amor por las cosas celestiales
y divinas, a medida que han estado acaparando más firmemente
tesoros mundanales. Han estado relajando sus lazos con el cielo y
los han aumentado firmemente a este mundo. Hace pocos años les
complacía interesarse en el avance de la verdad y de la obra de Dios.
Más recientemente su amor por las ganancias ha aumentado, y no