Página 625 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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La causa en Vermont
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El hermano L debiera ser más cauteloso. Hombres que no son
de nuestra fe obtienen recursos de él con varios pretextos. El confía
en ellos, creyendo que son honestos. Le será imposible recuperar
todos los bienes que ha permitido que se le escapen de sus manos y
penetren en las filas del enemigo. Podría invertir de un modo seguro
sus recursos ayudando a la causa de Dios y hacerse así tesoros en
el cielo. Con frecuencia no puede ayudar cuando quisiera porque
es lisiado y no puede disponer de los bienes para hacerlo. Cuando
el Señor requiere sus recursos, éstos a menudo están en manos de
las personas a quienes los ha prestado, algunos de los cuales no
tienen intención de pagarle jamás, y otros no sienten apuro por
pagarle. Satanás cumplirá su propósito tan cabalmente por medio de
acreedores deshonestos como de cualquier otro modo. Todo lo que el
adversario de la verdad está tratando es impedir el progreso del reino
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de nuestro Redentor. Obra por medio de agentes para llevar a cabo
sus propósitos. Si puede evitar que entren recursos en la tesorería
de Dios, ha logrado éxito en una rama de su obra. Los bienes que
debieran haber sido usados para ayudar en el gran plan de salvar
almas los ha retenido en sus filas para apoyar su obra.
El hermano L debiera llevar sus negocios correctamente y no
dejarlos sueltos. Es su privilegio ser rico en buenas obras, y colocar
un buen fundamento para el futuro, para poder afirmarse en la vida
eterna. No es seguro que él siga su débil juicio. Debiera consultar
con hermanos experimentados, y buscar la sabiduría de Dios, para
poder completar su trabajo bien. Debiera ahora estar ardorosamente
proveyéndose de “bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos
que no se agote”.
Lucas 12:33
.
El hermano M ha cometido un error en su vida doméstica. No
ha expresado en palabras el afecto que debía expresar por su esposa.
No ha cultivado la verdadera cortesía y la amabilidad cristiana. No
ha sido siempre tan bondadoso y considerado con sus deseos y su
comodidad como era su deber. El no haberse ella unido con él en
la fe ha traído mucha infelicidad a los dos. El hermano M no ha
respetado como debiera el criterio y el consejo de su esposa. En
muchos aspectos el criterio y el discernimiento de ella son mejores
que los de él. Si la consultara, con su percepción más clara y más
agudo discernimiento, ella podría ayudarlo especialmente en sus
negocios, en su trato con sus vecinos. El no debiera apoyarse en su