Página 632 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
notarse. Si el comportamiento diario de los que profesan la verdad
fuera un ejemplo vivo de la vida de Cristo, emitirían una luz que
guiaría a otros al Redentor. Sólo en el cielo serán completamente
apreciados los benditos resultados, en la salvación de otros, de una
vida consecuente, armoniosa y santa.
Hermano mío, usted tiene mucho que hacer en su familia para
mostrarles que la verdad ha hecho una buena obra en usted y que ha
tenido una influencia suavizante, refinadora, elevadora en su vida
y en su carácter. Usted profesa creer que vivimos en los últimos
días y que estamos dando el mensaje probatorio y de advertencia al
mundo; ¿muestra usted esto por sus obras? Dios lo está probando, y
él revelará los verdaderos sentimientos de su corazón.
El Señor le ha confiado talentos en recursos para usarlos en el
progreso de su causa, para bendecir a los necesitados, y para ali-
viar al desamparado. Usted puede hacer mucho más bien con sus
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recursos que lo que puede hacer predicando mientras que retiene
sus bienes. ¿Ha entregado sus talentos en bienes a los cambistas,
para que cuando el Maestro venga y diga, “Da cuenta de tu ma-
yordomía”, pueda, sin turbarse, presentarle los talentos duplicados,
tanto el capital como el interés, porque no los ha acumulado, no los
ha enterrado egoístamente en la tierra, sino que los ha utilizado?
Revise la historia de su vida pasada. ¿A cuántos ha bendecido con
sus recursos? ¿Cuántos corazones se han sentido agradecidos por
sus actos liberales? Por favor lea el capítulo 58 de Isaías. ¿Ha desata-
do las ligaduras de impiedad? ¿Ha intentado soltar las cargas de
opresión, ha dejado libres a los quebrantados, y ha roto todo yugo?
¿Ha cubierto al desnudo?
Si usted ha sido rico en estas buenas obras, puede reclamar las
promesas dadas en este capítulo: “Entonces nacerá tu luz como el
alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de
ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia. Entonces invocarás y
te oirá Jehová; clamarás y dirá él: Heme aquí”. “Y si dieres tu pan
al hambriento, y saciares el alma afligida, en las tinieblas nacerá
tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía. Jehová te pastoreará
siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos;
y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas
aguas nunca faltan”. Pero ahora usted no tiene derecho a estas
bendiciones prometidas. No se ha ocupado en hacer esta obra. Mire