Página 638 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
afectos deben ser apartados de los tesoros de la tierra y transferidos
al tesoro celestial. ¡Qué difícil fue para el joven que tenía grandes
posesiones apartar sus afectos de su tesoro terrenal, aun con la
promesa de la vida eterna ante él como recompensa!
Cuando todo lo que tenemos y somos no está consagrado a Dios,
los intereses egoístas cierran nuestros ojos a la importancia de la
obra, y retenemos los recursos que Dios reclama. Pero el que nos ha
prestado estos recursos para el progreso de su causa, con frecuencia
retrae su mano prosperadora, y de algún modo esparce los recursos
que así retenemos, y se perderán para el que los posee y para la
causa de Dios. No se guardaron en este mundo ni en el mundo por
venir. Se roba a Dios y Satanás triunfa. El Señor quiere que usted
escudriñe íntimamente su propio corazón, hermano O, y quite de él
el amor al mundo. Muera a sí mismo, y viva para Dios. Entonces
usted se contará entre los que son la luz del mundo.
Se me mostró que usted acariciaba opiniones erróneas acerca del
futuro, ideas que se asemejan a los sentimientos perniciosos de la
“era por venir”. Usted a veces comenta estas ideas a otros. Pero no
están en armonía con el cuerpo de la doctrina. Usted no aplica bien
la Escritura. Cuando Jesús se levante en el lugar santísimo y ponga a
un lado sus vestiduras de Mediador y se revista con las vestiduras de
venganza en lugar del atavío sacerdotal, habrá terminado la obra en
favor de los pecadores. Habrá llegado entonces el momento en que
se dará la orden: “El que es injusto, sea injusto todavía:... y el que
es justo, sea todavía justificado: y el santo sea santificado todavía. Y
he aquí, yo vengo presto, y mi galardón conmigo, para recompensar
a cada uno según fuere su obra”.
Apocalipsis 22:11-12
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Dios ha dado su Palabra para que todos la investiguen, a fin de
que puedan conocer el camino de la vida. Nadie necesita errar, si tan
sólo quiere someterse a las condiciones impuestas en la Palabra de
Dios para la salvación. A todos se les concede el tiempo de gracia, a
fin de que todos puedan formar su carácter para la vida eterna. Se
da a todos oportunidad de decidirse por la vida o por la muerte. Los
hombres serán juzgados de acuerdo con la medida de luz que les
haya sido dada. Ninguno tendrá que dar cuenta de sus tinieblas y sus
errores, si no le ha sido comunicada la luz. No pecó al no poseer lo
que no le fue dado. Todos serán probados antes que Cristo abandone
su puesto del lugar santísimo. El tiempo de gracia de todos termina