Página 132 - Joyas de los Testimonios 3 (2004)

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Joyas de los Testimonios 3
Cambiemos el régimen; usemos menos de ciertos alimentos; provea-
mos otras preparaciones. Pronto conoceremos el efecto que tienen
sobre nosotros ciertas combinaciones. Como seres humanos inteli-
gentes, estudiemos individualmente los principios, y hagamos uso
de nuestra experiencia y juicio para decidir cuáles son los mejores
alimentos para nosotros.
Los alimentos debieran adaptarse a la ocupación a la cual nos de-
dicamos y al clima en el cual vivimos. Algunos alimentos apropiados
en un país no lo son en otros.
Algunas personas recibirían más beneficio de abstenerse de ali-
mentos durante un día o dos por semana que de cualquier tratamiento
o consejo médico. El ayunar un día por semana les sería de beneficio
incalculable.
Se me ha indicado que los alimentos a base de oleaginosas se
usan con frecuencia imprudentemente. Se consume una proporción
demasiado elevada de oleaginosas y algunas de ellas no son tan
sanas como otras. Las almendras son preferibles al maní; pero éste
puede añadirse en cantidades limitadas a los cereales para constituir
un alimento nutritivo y digerible.
Las aceitunas pueden prepararse de tal manera que se puedan
ingerir con buen resultado en cada comida. Las ventajas que se pro-
curan con el uso de mantequilla pueden obtenerse con el consumo de
aceitunas debidamente preparadas. El aceite de las aceitunas alivia
el estreñimiento, y para los tísicos y para los que tienen estómago
inflamado e irritado es mejor que cualquier droga. Como alimen-
to, es mejor que cualquier aceite obtenido de segunda mano de los
animales.
Sería bueno que cocinásemos menos y comiésemos más frutas
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al natural. Enseñemos a la gente a hacer consumo copioso de uvas,
manzanas, duraznos y peras en estado fresco, así como de toda otra
clase de fruta que se pueda obtener. Prepárense dichas frutas para
el consumo invernal poniéndolas en conserva, usando vidrio hasta
donde sea posible, en vez de latas.
La reforma alimenticia debe ser progresiva
Acerca de la carne, debemos educar a la gente a dejarla. Su con-
sumo contraría el mejor desarrollo de las facultades físicas, mentales