Página 164 - Joyas de los Testimonios 3 (2004)

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Joyas de los Testimonios 3
cuenta de ello a Dios. El Señor quiere que todo lo relacionado con
su obra sea considerado como sagrado.
Dios desea que oremos mucho más, y que hablemos mucho
menos. El umbral del cielo está iluminado por los rayos de su gloria,
y él hará brillar esta luz en el corazón de cuantos sostengan con él
relaciones normales.
Cada institución tendrá que luchar con dificultades. Estas son
permitidas para que sea probado el corazón de los hijos de Dios.
Al alcanzar la adversidad a una de las instituciones del Señor es
cuando se manifiesta la fe verdadera que tenemos en Dios y en su
obra. En un tiempo como ése, no considere nadie las cosas bajo
su luz más desfavorable; ni exprese nadie pensamientos de duda
o incredulidad. No critiquéis a aquellos que llevan la carga de la
responsabilidad. No permitáis que vuestras conversaciones en la
familia sean envenenadas por la crítica de los obreros del Señor. Los
padres que se permiten este espíritu de crítica, no ponen delante
de sus hijos lo que los pueda hacer sabios para salud. Sus palabras
tienden a perturbar la fe y la confianza, no sólo de los hijos, sino
también de las personas de mayor edad.
Todos carecen ya demasiado de respeto y reverencia para las
cosas sagradas. Satanás se apresurará a cooperar celosamente con
quien critique para provocar la incredulidad, la envidia, los celos y la
falta de respeto. Satanás obra siempre para impregnar a los hombres
de su espíritu, para apagar el amor que debiera cultivarse cuidado-
samente entre hermanos, para destruir la confianza, para excitar los
celos, las sospechas y las disputas. ¡Ojalá no nos hallemos entre
sus colaboradores! Un solo corazón abierto a su influencia puede
esparcir muchas semillas de enemistad. Hasta puede realizarse una
obra cuyas consecuencias—la ruina de las almas—no se conocerán
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nunca completamente antes del gran día final.
Cristo declara: “Y cualquiera que escandalizare a alguno de
estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase
al cuello una piedra de molino de asno, y que se le anegase en
el profundo de la mar. ¡Ay del mundo por los escándalos! porque
necesario es que vengan escándalos; mas ¡ay de aquel hombre por el
cual viene el escándalo!”
Mateo 18:6, 7
. Una gran responsabilidad
recae sobre los miembros de la iglesia. Deben velar por temor a que,
descuidando las almas de los jóvenes en la fe y esparciendo semillas