Fe y valor
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desarrollar. Si no viese en nosotros algo que puede glorificar su
nombre, no dedicaría tiempo a refinarnos. No nos esmeramos en
podar zarzas. Cristo no arroja a su horno piedras sin valor. Lo que él
purifica es mineral valioso.
El herrero pone el hierro y el acero en el fuego para saber qué
clase de metal es. El Señor permite que sus escogidos sean puestos
en el horno de la aflicción, a fin de ver cuál es su temple, y si podrá
moldearlos para su obra.
* * * * *
Recordemos que la oración es la fuente de nuestra fuerza. Un
obrero no puede tener éxito mientras repite apresuradamente sus ora-
ciones, para precipitarse luego a atender algo que teme puede quedar
descuidado u olvidado. Dedica solamente unos pocos pensamientos
apresurados a Dios; no toma tiempo para meditar, orar y aguardar
del Señor una renovación de la fuerza física y espiritual. Pronto se
cansa. No siente la influencia elevadora e inspiradora del Espíritu
de Dios. No queda vigorizado por una vida nueva. Su cuerpo y su
cerebro cansados no son aquietados por el contacto personal con
Cristo.
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“Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón: Sí, espera
a Jehová.” “Bueno es esperar callando en la salud de Jehová.”
Salmos
27:14
;
Lamentaciones 3:26
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Si cometéis un error, trocad vuestra derrota en victoria. Si se las
aprende bien, las lecciones que Dios envía imparten ayuda oportuna.
Poned vuestra confianza en Dios. Orad mucho y creed. Si confiáis,
esperáis, creéis y os aferráis de la mano del Poder Infinito, seréis
más que vencedores.
Los verdaderos obreros andan y trabajan por la fe. A veces se
cansan de observar el lento progreso de la obra, cuando la batalla
ruge entre las potestades del bien y del mal. Pero si se niegan a acep-
tar el fracaso o a desalentarse, verán disiparse las nubes y cumplirse
la promesa de la liberación. A través de la neblina con que Satanás
Testimonios para la Iglesia 7:243, 244 (1902)
.