Página 192 - Joyas de los Testimonios 3 (2004)

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Joyas de los Testimonios 3
mientos amargos continúen embargando vuestro ánimo y el suyo. Id
a vuestro hermano, y con humildad y sinceridad habladle del asunto.
Cualquiera que sea el carácter de la ofensa, no cambia el plan
que Dios trazó para el arreglo de las desinteligencias e injurias
personales. El hablar a solas y con el espíritu de Cristo a aquel que
faltó eliminará la consiguiente dificultad. Id a aquel que erró, con el
corazón lleno del amor y la simpatía de Cristo, y tratad de arreglar el
asunto. Razonad con él con calma y tranquilidad. No dejéis escapar
de vuestros labios palabras airadas. Hablad de una manera que apele
a su mejor criterio. Recordad las palabras: “Sepa que el que hubiere
hecho convertir al pecador del error de su camino, salvará un alma
de muerte, y cubrirá multitud de pecados.”
Santiago 5:20
.
Llevad a vuestro hermano el remedio que curará la enfermedad
del desafecto. Haced vuestra parte para ayudarle. Por amor a la paz
y unidad de la iglesia, considerad este proceder tanto un privilegio
como un deber. Si él os oye, le habréis ganado como amigo.
Interés del cielo
Todo el cielo está interesado en la entrevista entre aquel que
ha sido perjudicado y el que está en error. Y cuando el que erró
acepta la reprensión ofrecida con el amor de Cristo y, reconociendo
su error, pide perdón a Dios y a su hermano, la alegría del cielo
llena su corazón. La controversia terminó. La amistad y la confianza
quedaron restauradas. El aceite del amor elimina la irritación causada
por el mal. El Espíritu de Dios liga un corazón al otro; y hay en el
cielo música por la unión realizada.
Mientras los que están así unidos en la comunión cristiana ofre-
cen oración a Dios y se comprometen a obrar con justicia, a amar
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la misericordia y a andar humildemente con Dios, reciben gran
bendición. Si han perjudicado a otros, continúen la obra de arre-
pentimiento, confesión y restitución, plenamente resueltos a hacerse
bien unos a otros. Este es el cumplimiento de la ley de Cristo.
“Mas si no te oyere, toma aun contigo uno o dos, para que en
boca de dos o tres testigos conste toda palabra.”
Mateo 18:16
. Tomad
con vosotros personas de ánimo espiritual, y hablad de su mal al
que erró. Tal vez ceda a las súplicas unidas de sus hermanos. Al ver