Página 197 - Joyas de los Testimonios 3 (2004)

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La gran comisión
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“el evangelio a toda criatura.”
Marcos 16:15
. Habían de predicar
acerca del Salvador, acerca de su vida de amor abnegado, su muerte
ignominiosa, su amor sin parangón e inmutable. Su nombre había
de ser su consigna, su vínculo de unión. En su nombre habían de
subyugar las fortalezas del pecado. La fe en su nombre había de
señalarlos como cristianos.
El poder prometido
Al dar más indicaciones a los discípulos, Cristo dijo: “Mas reci-
biréis la virtud del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros; y me
seréis testigos en Jerusalem, y en toda Judea, y Samaria, y hasta lo
último de la tierra.” “Mas vosotros asentad en la ciudad de Jerusa-
lem, hasta que seáis investidos de potencia de lo alto.”
Hechos 1:8
;
Lucas 24:49
.
En obediencia a la palabra de su Maestro, los discípulos se con-
gregaron en Jerusalén para aguardar el cumplimiento de la promesa
de Dios. Allí pasaron diez días, que dedicaron a escudriñar profun-
damente su corazón. Desecharon todas las divergencias y unánimes
se acercaron unos a otros en compañerismo cristiano.
Al fin de los diez días, el Señor cumplió su promesa con un
derramamiento maravilloso de su Espíritu. “Y de repente vino un
estruendo del cielo como de un viento recio que corría, el cual
hinchió toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron
lenguas repartidas, como de fuego, que se asentó sobre cada uno
de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a
hablar en otras lenguas, como el Espíritu les daba que hablasen.” “Y
fueron añadidas a ellos aquel día como tres mil personas.”
Hechos
2:2-4, 41
.
“Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, obrando con ellos
el Señor, y confirmando la palabra con las señales que se seguían.”
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Marcos 16:20
. No obstante la fiera oposición que los discípulos
encontraron, en poco tiempo el Evangelio del reino fué proclamado
en todas las partes habitadas de la tierra.
La comisión dada a los discípulos nos es dada a nosotros también.
Hoy como entonces, el Salvador crucificado y resucitado debe ser
exaltado delante de los que están sin Dios y sin esperanza en el
mundo. El Señor llama a pastores, maestros y evangelistas. De puerta