Página 231 - Joyas de los Testimonios 3 (2004)

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Uno con Cristo en Dio
El Señor llama a hombres que tengan una fe sincera y un pen-
samiento sano, hombres que reconozcan la diferencia entre lo falso
y lo verdadero. Cada uno debe mantenerse en guardia, estudiar y
practicar las lecciones dadas en el
capítulo 17
del Evangelio de Juan,
y conservar una fe viva en la verdad presente. Necesitamos el do-
minio propio que nos permitirá conformar nuestras costumbres a la
oración de Cristo.
La instrucción que me ha sido dada por Uno que tiene autoridad,
es que debemos aprender a contestar la oración contenida en el
capítulo 17
de Juan. Debemos hacer de esta oración nuestro primer
estudio. Cada ministro del Evangelio, cada misionero médico debe
profundizar la ciencia de esta oración. Hermanos y hermanas, os
ruego que prestéis atención a esas palabras y que dediquéis a ese
estudio un espíritu sereno, humilde y contrito, y las sanas energías
de una mente puesta bajo el dominio de Dios. Los que no aprenden
las lecciones contenidas en esa oración se exponen a obtener un
desarrollo unilateral, que ninguna educación subsiguiente podrá
corregir.
“Mas no ruego solamente por éstos—dijo Cristo,—sino también
por los que han de creer en mí por la palabra de ellos. Para que todos
sean una cosa; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también
ellos sean en nosotros una cosa: para que el mundo crea que tú me
enviaste.”
“Y yo, la gloria que me diste les he dado; para que sean una
cosa, como también nosotros somos una cosa. Yo en ellos, y tú en
mí, para que sean consumadamente una cosa; que el mundo conozca
que tú me enviaste, y que los has amado, como también a mí me has
amado.”
[244]
“Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy,
ellos estén también conmigo; para que vean mi gloria que me has
dado: por cuanto me has amado desde antes de la constitución del
Testimonios para la Iglesia 8:239-243 (1904)
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