Página 252 - Joyas de los Testimonios 3 (2004)

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Joyas de los Testimonios 3
“Estas cosas os he hablado en proverbios—dijo;—la hora viene
cuando ya no os hablaré por proverbios, pero claramente os anun-
ciaré del Padre.”
Juan 16:25
.
Cuando en el día de Pentecostés el Espíritu Santo se derramó
sobre los discípulos, comprendieron ellos las verdades que Cristo
había expresado en parábolas. Les resultaron claras las enseñanzas
que habían sido misterios para ellos. La comprensión que obtuvieron
del derramamiento del Espíritu Santo los avergonzó de sus teorías
fantásticas. Sus suposiciones e interpretaciones eran insensatez cuan-
do se comparaban con el conocimiento de las cosas celestiales que
recibieron entonces. Eran guiados por el Espíritu Santo, y la luz
resplandecía en su entendimiento que antes estuviera obscurecido.
Pero los discípulos no habían recibido el cumplimiento total
de la promesa de Cristo. Recibieron todo el conocimiento de Dios
que podían soportar, pero todavía había de llegar el cumplimiento
total de la promesa que les había hecho Cristo de que les mostraría
claramente el Padre. Así es hoy. Nuestro conocimiento de Dios es
parcial e imperfecto. Cuando termine el conflicto y el Hombre Cristo
Jesús reconozca ante el Padre a sus obreros fieles, que en un mundo
de pecado testificaron fielmente por él, comprenderán claramente
las cosas que son ahora misterios para ellos.
Cristo llevó consigo a los atrios celestiales su humanidad glo-
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rificada. A los que le reciban, les da poder para llegar a ser hijos
de Dios, para que al fin Dios pueda recibirlos como suyos, para
que moren con él a través de toda la eternidad. Si durante esta vida
son leales a Dios, al fin “verán su cara; y su nombre estará en sus
frentes.”
Apocalipsis 22:4
. ¿Qué es la felicidad del cielo si no es ver
a Dios? ¿Qué mayor gozo puede obtener el pecador salvado por la
gracia de Cristo que el de mirar el rostro de Dios y conocerle como
Padre?
El testimonio de la escritura
Las Escrituras indican claramente la relación que hay entre Dios
y Cristo, y hacen resaltar muy claramente la personalidad individual
de cada uno.
“Dios, habiendo hablado muchas veces y en muchas maneras en
otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos