Página 26 - Joyas de los Testimonios 3 (2004)

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Joyas de los Testimonios 3
que su hogar ha de ser una escuela en la cual sus hijos se prepararán
para los atrios celestiales. Sean correctas sus palabras. No escapen
de sus labios expresiones que sus hijos no debieran oír. Mantengan
su espíritu libre de irritación. Padres, vivid durante la semana como a
la vista de un Dios santo, que os ha dado hijos para que los preparéis
para él. Educad así la pequeña iglesia que hay en vuestro hogar, a
fin de que el sábado todos puedan estar preparados para adorar en el
santuario del Señor. Presentad cada mañana y noche vuestros hijos
a Dios como su heredad comprada con sangre. Enseñadles que es su
más alto deber y privilegio amar y servir a Dios.
Los padres deben ser escrupulosos y hacer del culto de Dios una
lección objetiva para sus hijos. Deben tener con frecuencia en los
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labios pasajes de la Escritura, especialmente los que preparan el
corazón para el servicio religioso. Bien podrían repetirse a menudo
las preciosas palabras: “Alma mía, en Dios solamente reposa; porque
de él es mi esperanza.”
Salmos 62:5
.
Cuando el sábado se recuerde así, no se permitirá que lo temporal
usurpe lo que pertenece a lo espiritual. Ningún deber que incumbe a
los seis días hábiles será dejado para el sábado. Durante la semana
nuestras energías no se agotarán de tal manera en el trabajo temporal
que, en el día en que el Señor descansó y fué refrigerado, estemos
demasiado cansados para dedicarnos a su servicio.
Aunque deben hacerse preparativos para el sábado durante toda
la semana, el viernes es un día especial de preparación. Por medio
de Moisés, el Señor dijo a los hijos de Israel: “Mañana es el santo
sábado, el reposo de Jehová: lo que hubiereis de cocer, cocedlo hoy,
y lo que hubiereis de cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobrare,
guardadlo para mañana.” “Derramábase el pueblo, y recogían [el
maná], y molían en molinos, o majaban en morteros, y lo cocían en
caldera, o hacían de él tortas.”
Éxodo 16:23
;
Números 11:8
. Había
algo que hacer para preparar el pan enviado por el cielo a los hijos
de Israel. El Señor les dijo que esta obra debía hacerse en viernes,
día de preparación. Esto era una prueba para ellos. Dios deseaba ver
si querían santificar el sábado o no.
Estas indicaciones de los labios de Jehová son para nuestra ins-
trucción. La Biblia es una guía perfecta, y si se estudian sus páginas
con oración y corazón dispuesto a comprender, nadie necesita errar
acerca de esta cuestión.