Página 263 - Joyas de los Testimonios 3 (2004)

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Peligros de la ciencia especulativa
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La vida eterna sólo se obtiene comiendo la carne y bebiendo
la sangre del Hijo de Dios. Cristo declaró: “De cierto, de cierto os
digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. ... Yo soy el pan vivo que
he descendido del cielo: si alguno comiere de este pan, vivirá para
siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la
vida del mundo. ... El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene
vida eterna: y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es
verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi
carne y bebe mi sangre, en mí permanece y yo en él. ... El espíritu
es el que da vida; la carne nada aprovecha.”
Juan 6:47-63
.
Cristo invita a su pueblo a creer en su Palabra y a ponerla en
práctica. Los que reciban su Palabra y se la asimilen, haciéndola
participar en cada una de sus acciones y en cada rasgo de carácter,
se harán fuertes en la fortaleza de Dios. Será visible que su fe es de
origen divino. No irán errantes por caminos extraños. Su mente no
se dirigirá a una religión de sentimiento y emoción. Delante de los
ángeles y de los hombres, se presentarán con caracteres cristianos,
fuertes y consecuentes.
En el incensario de oro de la verdad tal cual es presentada en
las enseñanzas de Cristo, tenemos lo necesario para convencer y
convertir las almas. Presentad, en la sencillez de Cristo, las verdades
que él vino a proclamar a este mundo; y se hará sentir el poder de
nuestro mensaje. Nunca presentéis teorías que Cristo no mencionó
y que no tienen ningún fundamento en la Biblia. Tenemos que
presentar verdades grandes y solemnes. “Escrito está,” tal es la
prueba que debemos hacer admitir por todas las almas.
Todavía pueden los hombres aprender las cosas que conciernen
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a su paz y escuchar la voz de la misericordia que les dice: “Venid
a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré
descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que
soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras
almas. Porque mi yugo es fácil y ligera mi carga.”
Mateo 11:28-
30
. Sólo cuando se nos imparte vida espiritual, podemos encontrar
descanso y bienestar permanente. Debemos poder decir en medio de
la tempestad y del turbión: “Mi alma está segura.”
Para ser guiados, vayamos a la Palabra de Dios. Busquemos un
“así dice Jehová.” Nos hemos hartado de métodos humanos. Una
mente formada solamente por la ciencia del mundo es incapaz de