Página 28 - Joyas de los Testimonios 3 (2004)

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Joyas de los Testimonios 3
un examen de nuestras almas para ver si la semana fenecida trajo
ganancia o pérdida espiritual.
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Santificar el sábado para el Señor significa salvación eterna. Dios
dice: “Yo honraré a los que me honran.”
1 Samuel 2:30
.
El sábado en el bogar
Antes de la puesta del sol, congréguense los miembros de la
familia para leer la Palabra de Dios y para cantar y orar. Se necesita
una reforma en esto, porque muchos han sido remisos. Necesitamos
confesarnos a Dios y unos a otros. Debemos empezar de nuevo a
hacer arreglos especiales para que cada miembro de la familia sea
preparado para honrar el día que Dios ha bendecido y santificado.
No se malgasten en cama las preciosas horas del sábado. El sá-
bado de mañana, la familia debe levantarse temprano. Si se levantan
tarde, hay confusión y apresuramiento en los preparativos para el
desayuno y la escuela sabática. Hay apresuramiento, roces e impa-
ciencia. Así entran en el hogar sentimientos profanos. El sábado, así
profanado, produce cansancio, y en vez de amarse su venida se la
teme.
No debemos proveer para el sábado una cantidad o variedad
mayor de alimentos que para los otros días. En vez de esto, los
alimentos deben ser más sencillos, y debe comerse menos, a fin
de que la mente esté clara y vigorosa para comprender las cosas
espirituales. El comer demasiado anubla la mente. Se pueden oír las
palabras más preciosas sin apreciarlas, debido a que la mente está
turbada por un régimen impropio. Comiendo demasiado el sábado,
muchos han deshonrado a Dios más de lo que piensan.
Aunque debe evitarse el cocinar en sábado, no es necesario comer
alimentos fríos. En tiempo frío, caliéntese el alimento preparado
el día antes. Y sean las comidas, aunque sencillas, atrayentes y
sabrosas. Provéase algo que sea considerado como un plato especial,
algo que la familia no tiene cada día.
Tomen parte los niños en el culto de familia. Traigan todos
sus Biblias, y lea cada uno de ellos uno o dos versículos. Luego
cántese algún himno familiar, seguido de oración. Para ésta, Cristo
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ha dejado un modelo. El Padrenuestro no fué destinado a ser repetido
simplemente como una fórmula, sino que es una ilustración de lo