Página 307 - Joyas de los Testimonios 3 (2004)

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Instrucciones para ganar almas en los congresos
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Bien dirigido, el congreso es una escuela en la cual los predi-
cadores, ancianos y diáconos pueden aprender a trabajar para el
Maestro de una manera más perfecta. En esta escuela, los miembros
de la iglesia, jóvenes y ancianos, deben tener ocasión de aprender a
conocer mejor el camino del Señor; los creyentes deben recibir en
ella una educación que los habilite para ayudar a otros.
La mejor ayuda que los predicadores pueden dar a los miembros
de nuestras iglesias, no consiste en sermonearlos, sino en trazarles
planes de trabajo. Dad a cada uno un trabajo que ayude al prójimo.
Enseñad a todos que, por haber recibido la gracia de Cristo, tienen
el deber de trabajar por él. Especialmente a las personas que hace
poco aceptaron la fe, debe enseñárseles a colaborar con Dios. Si
se los pone a trabajar, los abatidos se olvidarán muy pronto de su
desaliento; el débil se tornará fuerte; el ignorante, inteligente; y
todos aprenderán a presentar la verdad tal cual es en Jesús. Hallarán
una ayuda segura en Aquel que prometió salvar a quienes se allegan
a él.
En algunas de nuestras asociaciones, los miembros dirigentes
han vacilado en introducir esos métodos prácticos de instrucción.
Algunos son más propensos a sermonear que a instruir. Pero con mo-
tivo de nuestros congresos, no debemos perder de vista la posibilidad
que se nos brinda de enseñar a los hermanos y hermanas a hacer
trabajo misionero práctico donde viven. En muchos casos, en esas
asambleas, convendrá designar a ciertos hombres escogidos para la
responsabilidad de impartir enseñanza en los diferentes ramos de
actividad. Enseñen algunos a los miembros a dar estudios bíblicos y
a dirigir reuniones familiares. Otros pueden tener el cargo de enseñar
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los principios de la salud y de la temperancia, y la manera de tratar
a los enfermos. Otros aún pueden trabajar en favor de la obra con
nuestros periódicos y libros. ...
Nuestra preocupación principal no debiera consistir tanto en
obtener dinero como en salvar almas. Por esto, debemos, por todos
los medios posibles, tratar de enseñar a los alumnos cómo impartir
a las almas un conocimiento del mensaje del tercer ángel. Cuando
logramos salvar almas, aquellos que hemos añadido a la fe emplean
a su vez sus talentos para comunicar la verdad a otros. Cuando
trabajemos con diligencia para la salvación de nuestros semejantes,
Dios dará éxito a todos nuestros esfuerzos.