Condiciones actuales en las ciudades
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La intensa pasión por el lucro, el amor por la ostentación, el lujo
y la prodigalidad, son otras tantas fuerzas que apartan a la mayoría
de los hombres del verdadero propósito de la vida, y abren la puerta
a una infinidad de males. Muchos, engolfados en la búsqueda de
tesoros terrenales, se vuelven insensibles a los requerimientos de
Dios y a las necesidades de sus semejantes. Consideran sus riquezas
como un medio para glorificarse. Añaden una casa a otra, un terreno
a otro; llenan sus casas de artículos de lujo, mientras que en su
rededor hay seres humanos que permanecen sumidos en la miseria y
la delincuencia, en la enfermedad y la muerte.
Mediante toda clase de opresiones y extorsiones, hay hombres
que acumulan fortunas colosales, mientras que suben a Dios los
clamores de la humanidad desfalleciente. Multitudes están luchando
contra la pobreza, obligadas a trabajar por unos salarios ínfimos, sin
poder obtener las cosas más indispensables para la vida. La fatiga y
las privaciones, sin ninguna esperanza de cosas mejores, hacen muy
pesada su carga. Si a esto se añade la enfermedad y el dolor, entonces
la carga se hace casi insoportable. Minados por las preocupaciones
y oprimidos, no saben dónde buscar alivio.
Las Escrituras describen las condiciones en que se encontrará
el mundo en vísperas de la segunda venida del Señor. El apóstol
Santiago traza un cuadro de la codicia y la opresión que entonces
dominarán. Dice: “Ea ya ahora, oh ricos, ... Os habéis allegado
tesoro para en los postreros días. He aquí, el jornal de los obreros
que han segado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido
pagado de vosotros, clama; y los clamores de los que habían segado,
han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos. Habéis vivido
en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis cebado vuestros
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corazones como en el día de sacrificios. Habéis condenado y muerto
al justo; y él no os resiste.”
Santiago 5:1-6
.
Tal es el cuadro del estado actual de cosas: “Y el derecho se
retiró, y la justicia se puso lejos: porque la verdad tropezó en la
plaza, y la equidad no pudo venir. Y la verdad fué detenida; y el que
se apartó del mal, fué puesto en presa: y viólo Jehová, y desagradó
en sus ojos, porque pereció el derecho.”
Isaías 59:14, 15
.
La iglesia misma, que debería ser columna y sostén de la verdad,
fomenta el amor egoísta a los placeres. Cuando se necesita dinero
para fines religiosos, ¿a qué medios recurren muchas iglesias pa-