Página 310 - Joyas de los Testimonios 3 (2004)

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Condiciones actuales en las ciudade
El aumento constante y pertinaz de la maldad trae pronta e
inevitablemente una culpabilidad casi universal sobre los habitantes
de las ciudades. Predomina actualmente una “epidemia de crímenes”
que espanta el corazón de los hombres sensatos y temerosos de Dios.
La pluma se resiste a describir la corrupción reinante. Cada día trae
nuevas revelaciones de las disensiones, la corrupción y el fraude
que dominan en la política; cada día trae su doloroso contingente
de violencias y de infracciones a la ley, de indiferencia frente al
sufrimiento humano, de brutales y diabólicos atentados a la vida
humana. Cada día es testigo del aumento de la locura, del homicidio
y del suicidio.
Las ciudades modernas se están volviendo rápidamente como
Sodoma y Gomorra. Los días feriados abundan; el torbellino de la
agitación y del placer aleja a millares de personas de los austeros
deberes de la vida. Diversiones excitantes—el teatro, las carreras de
caballos, los juegos de azar, las bebidas y la francachela—activan
todas las pasiones.
Apasionados por los placeres
La juventud es llevada por la corriente general. Los que aprenden
a amar las diversiones, abren la puerta a un diluvio de tentaciones.
Se entregan a los placeres sociales y a la alegría irreflexiva. Pasan de
una forma de disipación a otra, hasta perder la capacidad y el deseo
de vivir de una manera útil. Las aspiraciones religiosas se enfrían;
la vida espiritual se debilita. Las más nobles facultades del alma, en
una palabra, todo lo que liga al hombre con el mundo espiritual, es
envilecido.
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Bajo la influencia de sindicatos de patrones y obreros y de las
huelgas, las condiciones de vida en las ciudades empeoran constan-
temente.
Testimonios para la Iglesia 9:89-96 (1909)
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