Página 324 - Joyas de los Testimonios 3 (2004)

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Joyas de los Testimonios 3
al mundo de que esa verdad es realmente de Dios. Sea nuestra
vida escondida con Cristo en Dios. Cuando busquemos al Señor
como niñitos; cuando dejemos de encontrar defectos en nuestros
hermanos y hermanas y en los que se esfuerzan por llevar fielmente
las responsabilidades de la obra; cuando procuremos poner nuestros
propios corazones en regla con Dios; entonces, y sólo entonces,
podrá él usarnos para gloria de su nombre.
Si queremos que Dios se agrade de nuestro trabajo, debemos
asumir delante de él una actitud de sacrificio personal. Recordemos
que la simple profesión nada es, a menos que la verdad esté en el
corazón. Es necesario que la potencia convertidora de Dios tome
posesión de nosotros, para que podamos comprender las necesida-
des de un mundo que perece. El mensaje que estoy encargada de
anunciaros es éste: Preparaos, preparaos para el encuentro con el
Señor. Aderezad vuestras lámparas y que la luz de la verdad brille
en las encrucijadas y los vallados. Hay un mundo entero que espera
le sea anunciada la proximidad del fin de todas las cosas.
Alcemos el estandarte
Hermanos y hermanas, buscad al Señor mientras puede ser halla-
do. El tiempo llega cuando los que habrán despilfarrado su tiempo
y sus oportunidades se lamentarán de no haber buscado a Dios. El
os dió la facultad del raciocinio, y desea que la uséis para vosotros
mismos y para su obra. Quiere que trabajéis con celo para él en las
iglesias. Quiere que organicéis reuniones para la gente de afuera,
de manera que ella aprenda a conocer las verdades de este último
mensaje de amonestación. Habrá lugares donde seréis recibidos con
gozo, donde las almas os agradecerán el haber ido en su ayuda.
Quiera Dios ayudaros a entregaros a esta obra como jamás lo habéis
hecho.
Empecemos a trabajar con aquellos que todavía no tienen la
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luz. “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra—dice el
Señor, y agrega:—He aquí, yo estoy con vosotros todos los días.”
Mateo 28:18, 20
. Lo que necesitamos es una fe viva que nos haga
proclamar sobre el abierto sepulcro de José de Arimatea que tenemos
un Salvador vivo, que irá delante de nosotros y obrará con nosotros.
Dios hará la obra si le damos los instrumentos. Debe manifestarse