Página 44 - Joyas de los Testimonios 3 (2004)

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Joyas de los Testimonios 3
La recompensa de la generosidad expresada con toda el alma
consiste en que la mente y el corazón son puestos en comunión más
íntima con el Espíritu.
El hombre que sufrió desgracias y se endeudó, no debe tomar la
parte del Señor para cancelar sus deudas con sus semejantes. Debe
considerar que se lo está probando en este asunto y que al usar para
sí la parte del Señor roba al Dador. Es deudor a Dios por todo lo que
tiene, pero llega a ser doblemente deudor cuando emplea el fondo del
Señor para pagar lo que debe a seres humanos. Frente a su nombre
se escriben en los libros del cielo las palabras: “Infidelidad a Dios.”
Tiene que arreglar una cuenta con Dios por haberse apropiado los
recursos del Señor para su propia conveniencia. Y en su manejo de
otros asuntos manifestará la misma falta de principios que reveló al
apropiarse indebidamente de los recursos de Dios. Ello se verá en
todo lo relacionado con sus propios negocios. El hombre que roba a
Dios cultiva rasgos de carácter que le impedirán ser admitido en la
familia de Dios en el cielo.
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Un empleo egoísta de las riquezas demuestra que uno es infiel a
Dios e incapacita al administrador de los recursos para el cometido
superior del cielo.
* * * * *
Hay por doquiera canales por los cuales podría fluir la benevo-
lencia. Se producen constantemente necesidades, hay misiones que
se ven estorbadas por falta de recursos. Deberán ser abandonadas
a menos que los hijos de Dios se despierten y comprendan el ver-
dadero estado de cosas. No esperéis hasta el momento de la muerte
para hacer vuestro testamento, porque debéis disponer de vuestros
recursos mientras vivís.
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