Página 49 - Joyas de los Testimonios 3 (2004)

Basic HTML Version

Nuestra actitud para con las autoridades civiles
45
los observadores del sábado. Pero el éxito espiritual es solamente
para los que han adquirido mansedumbre y humildad en la escuela
de Cristo.
Debemos recordar que el mundo nos juzgará por lo que aparen-
temos ser. Procuren no manifestar inconsecuencia de carácter los
que quieren representar a Cristo. Antes de avanzar al frente, veamos
que el Espíritu Santo haya sido derramado sobre nosotros. Cuando
tal sea el caso daremos un mensaje decidido, pero de un carácter
mucho menos condenatorio que el que han estado dando algunos; y
todos los creyentes serán mucho más fervientes en pro de la salva-
ción de nuestros oponentes. Dejemos a Dios la responsabilidad de
condenar a las autoridades y a los gobiernos. Con mansedumbre y
amor, defendamos como centinelas fieles los principios de la verdad
tal cual es en Jesús.
* * * * *
La mansedumbre es una gracia preciosa, que nos hace dispues-
tos a sufrir en silencio y a soportar las pruebas. La mansedumbre
[49]
es paciente, y trabaja para ser feliz en toda circunstancia. La man-
sedumbre es siempre agradecida, compone sus propios cantos de
felicidad y llena el corazón de melodías para Dios. La mansedumbre
sufrirá chascos y perjuicios sin buscar represalias. La mansedumbre
no consiste en callar y enfurruñarse. Un temperamento sombrío es
lo opuesto de la mansedumbre; porque no hace sino herir y causar
dolor a otros, sin obtener placer para sí
* * * * *
Ví que en cada caso es nuestro deber obedecer las leyes de
nuestro país, a menos que estén en conflicto con la ley superior
que Dios pronunció con voz audible desde el Sinaí, y que grabó
luego en piedra con su propio dedo. “Daré mi ley en sus entrañas,
y escribiréla en sus corazones; y seré yo a ellos por Dios, y ellos
me serán por pueblo.”
Jeremías 31:33
. El que tiene la ley de Dios
escrita en el corazón obedecerá a Dios antes que a los hombres, y
desobedecerá a todos los hombres antes que desviarse en lo mínimo
Testimonios para la Iglesia 3:335 (1873)
.