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Joyas de los Testimonios 3
Dios. Alabémosle, no sólo en palabras, sino por la consagración a él
de todo lo que somos y tenemos.
“¿Cuánto debes a mi señor?”
Lucas 16:5
. No lo podéis computar.
Puesto que todo lo que tenéis es suyo, ¿le privaréis de lo que exige?
Cuando él lo pide, ¿lo retendréis egoístamente como si fuese vuestro?
¿Lo guardaréis y lo aplicaréis a algún otro fin que la salvación de
las almas? Es así como se pierden miles de almas. ¿Cómo podemos
manifestar mejor nuestro aprecio del sacrificio de Dios y su gran
don al mundo, que enviando donativos y ofrendas, con la alabanza y
el agradecimiento de nuestros labios por el gran amor con que nos
amó y nos atrajo a sí mismo?
Mirando al cielo en súplica, presentaos vosotros mismos a Dios
como siervos suyos, y todo lo que tenéis, diciendo: Señor, “lo reci-
bido de tu mano te damos.”
1 Crónicas 29:14
. A la vista de la cruz
del Calvario y del Hijo del Dios infinito crucificado por vosotros,
comprendiendo ese amor sin par, ese maravilloso despliegue de la
gracia, sea vuestra ferviente pregunta: “Señor, ¿qué quieres que ha-
ga?” El os ha dicho: “Id por todo el mundo; predicad el evangelio a
toda criatura.”
Marcos 16:15
.
Cuando veáis en el reino de Dios a las almas salvadas por vues-
tros donativos y servicios, ¿no os regocijaréis de que pudisteis hacer
esta obra?
Acerca de los apóstoles de Cristo, está escrito: “Y ellos, saliendo,
predicaron en todas partes, obrando con ellos el Señor, y confirman-
do la palabra con las señales que se seguían.”
Marcos 16:20
. Sin
embargo, el universo celestial aguarda los canales por los cuales los
raudales de la misericordia han de fluir por el mundo. El mismo
poder que tuvieron los apóstoles está ahora a la disposición de los
que quieran servir a Dios.
El enemigo inventará todo ardid de que es capaz para impedir
que la luz resplandezca en nuevos lugares. El no quiere que la verdad
alumbre “como una antorcha.” ¿Consentirán nuestros hermanos en
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que tengan éxito sus planes para estorbar la obra?
El tiempo pasa rápidamente
El tiempo está pasando rápidamente a la eternidad. ¿Retendrá
alguno lo que pertenece estrictamente a Dios? ¿Le negará alguno