Página 149 - Mensajes Selectos Tomo 3 (2000)

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Principios establecidos por Elena G. de White...
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La fe y las obras en la salvación, 1878
—Todas vuestras obras
no pueden salvaros; sin embargo, es imposible que seáis salvos sin
buenas obras. Todo sacrificio hecho en favor de Cristo será para
vuestra ganancia eterna
The Review and Herald, 21 de marzo de
[166]
1878
.
La confianza en Cristo es esencial, 1879
—Ud. ha amado a
Cristo, y sin embargo su fe a veces ha sido débil y sus conceptos
confusos; pero Jesús es su Salvador. No lo salva porque Ud. sea
perfecto, sino porque Ud. lo necesita a él, y en su imperfección ha
confiado en él. Jesús lo ama, precioso hijo mío. Ud. puede cantar:
“Bajo la sombra de tu trono todavía podemos morar seguros; tu
brazo es suficiente, y nuestra defensa es segura”.—
Carta 46, 1879
.
Las obras de justicia pesadas en el juicio, 1881
—Los minis-
tros a veces dicen a la gente que no tienen nada que hacer, sino
creer, que Jesús lo ha hecho todo, y que sus obras no son nada. Sin
embargo, la Palabra de Dios declara sencillamente que en el juicio
las balanzas serán equilibradas justamente, y que las decisiones se
basarán en la evidencia presentada.
Un hombre llega a ser el gobernante de diez ciudades, otro de
cinco, y otro de dos; y cada hombre recibirá exactamente en propor-
ción al progreso que ha hecho con los talentos que se le han confiado.
Nuestros esfuerzos en las obras de justicia, en nuestro propio favor
y por la salvación de las almas, tendrán una influencia decidida en
nuestra recompensa.—
The Review and Herald, 25 de octubre de
1881
.
La única esperanza de Elena de White estaba en Cristo,
1881
—En mi reciente pesar casi tuve una visión de la eternidad. Fui
llevada, por así decirlo, ante el gran trono blanco, y observé mi vida
como aparecerá allí. No puedo encontrar nada de lo cual jactarme,
ningún mérito a mi favor.
“Indigna, indigna del menor de tus favores, oh Dios mío”, es mi
clamor. Mi única esperanza es un Salvador crucificado y resucitado.
Reclamo los méritos de la sangre de Cristo. Cristo salvará hasta lo
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sumo a todos los que ponen su confianza en él.—
The Review and
Herald, 1 de noviembre de 1881
.
Luchad por la perfección del carácter, 1882
—Nunca podre-
mos ver a nuestro Señor en paz, a menos que nuestras almas estén
inmaculadas. Debemos llevar la perfecta imagen de Cristo. Cada