Elena G. de White informa acerca del congreso de Mineápolis
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la evidencia que yo he visto, pero parece que las palabras caen en
el vacío; ¿y por cuánto tiempo seguirá esto así? ¿Por cuánto tiempo
el pueblo que está en el corazón de la obra resistirá a Dios? ¿Por
cuánto tiempo los hombres aquí los sostendrán en la realización de
este trabajo? Retiraos de aquí, hermanos. Quitad las manos del arca
de Dios, y dejad que el Espíritu de Dios venga y trabaje en forma
poderosa”.—
Manuscrito 9, 1890
.
Nótese el sentimiento del último párrafo citado. Mientras que
la recepción del mensaje de salvación por la fe fue resistido por
algunos en el Congreso General de Minneápolis, y aceptado por
otros en los días siguientes, en el corazón de la obra se desarrolló
rápidamente un espíritu de resistencia. La recepción por parte de
los miembros de las iglesias, como informó Elena de White, era
del todo diferente. La terca resistencia desarrollada “por algunos”
(véase
Testimonios para los Ministros, 363, 1977)
en la misma sede
de la iglesia, retardó
.
grandemente la obra que el Señor quería ver
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realizada.
En cuanto a esto Elena de White escribió hacia fines del año
1890: “Los prejuicios y opiniones que prevalecieron en Minneápolis
no han desaparecido de ninguna manera; las semillas que se sem-
braron allí en algunos corazones están listas para brotar y producir
una cosecha semejante”.—
Testimonios para los Ministros, 467
.
Acerca de esto mismo ella escribió: “Algunos no han podido
distinguir el oro puro del oropel”.
(Ibíd.).
Y añadió: “La verdadera
religión, la única religión de la Biblia, que enseña el perdón sólo por
los méritos de un Salvador crucificado y resucitado, que propugna la
justificación por la fe en el Hijo de Dios, ha sido menospreciada, cri-
ticada, ridiculizada y rechazada”.—
Testimonios para los Ministros,
468
.
En su libro titulado
Through Crisis to Victory,
(De la crisis a la
victoria), el pastor A. V. Olson pasa revista otra vez a la historia,
y documenta un cambio gradual hacia lo mejor que ocurrió en los
cinco o seis años después de Minneápolis.
Sin embargo, se produjo un trágico retroceso en el progreso
de la causa de Dios. Elena de White reconoció esto, y a veces lo
mencionaba, generalmente en declaraciones incidentales. En ningún
momento, sin embargo, ella sugirió o declaró que había habido un
rechazo oficial por parte de los dirigentes de la iglesia del precioso