Página 173 - Mensajes Selectos Tomo 3 (2000)

Basic HTML Version

Elena G. de White informa acerca del congreso de Mineápolis
169
me creyeron. Dije que había oído preciosas verdades presentadas
[195]
a las cuales podía responder con todo mi corazón, ¿pues no habían
sido estas grandes y gloriosas verdades—la justicia de Cristo y el
sacrificio total hecho en favor del hombre—indeleblemente impresas
en mi mente por el Espíritu de Dios? ¿Acaso este tema no ha sido
presentado en los testimonios una y otra vez? Cuando el Señor dio a
mis hermanos la preocupación de proclamar este mensaje, sentí una
inexpresable gratitud a Dios, porque sabía que era el mensaje para
este tiempo.
El mensaje del tercer ángel es la proclamación de los manda-
mientos de Dios y la fe de Cristo Jesús. Los mandamientos de Dios
han sido proclamados, pero la justicia de Jesús, dándole igual im-
portancia, no ha sido presentada por los adventistas del séptimo día,
haciendo que la ley y el Evangelio vayan de la mano. No puedo
hallar palabras para presentar este tema en toda su plenitud.
“La fe de Jesús”. Se habla de ella, pero no ha sido entendida.
¿Qué cosa constituye la fe de Jesús, que pertenece al mensaje del
tercer ángel? Jesús convertido en el ser que lleva nuestros pecados
para llegar a ser el Salvador que perdona el pecado. El fue tratado
como nosotros merecemos ser tratados. Vino a nuestro mundo y llevó
nuestros pecados para que nosotros pudiéramos llevar su justicia.
Y la fe en la capacidad de Cristo para salvarnos en forma amplia,
completa y total, es la fe de Jesús.
La única seguridad para los israelitas era la sangre rociada en
los postes de sus puertas. Dios dijo: “Veré la sangre y pasaré de
vosotros”.
Éxodo 12:13
. Toda otra provisión para la seguridad de
ellos no tenía valor alguno. Nada sino la sangre en los postes de
las puertas impediría que entrara el ángel de la muerte. Sólo hay
salvación para el pecador en la sangre de Jesús, que nos limpia
de todo pecado. El hombre de intelecto cultivado puede tener un
[196]
vasto acervo de conocimientos, puede empeñarse en especulaciones
teológicas, puede ser grande y honrado por los hombres, y puede
ser considerado el depósito del conocimiento; pero a menos que
tenga un conocimiento salvador del Cristo crucificado por él, y por
fe eche mano de la justicia de Cristo, está perdido. Cristo “herido
fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo
de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados”.