Página 193 - Mensajes Selectos Tomo 3 (2000)

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Énfasis en el tema de la salvación 1890-1908
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vuestra retaguardia. Dios santifica las lenguas; Dios santifica los pen-
samientos; Dios santifica nuestras mentes, para que nos espaciemos
en temas celestiales, y para que podamos impartir ese conocimiento
y esa luz a otros. Hay un gran progreso en perspectiva para nosotros;
no nos detengamos aquí. Que el Señor os ayude a sacar el mayor
provecho de vuestras responsabilidades.—
Manuscrito 9, 1891
.
La justificación explicada: 1891
—La justificación por la fe
es un misterio para muchos. El pecador es justificado por Dios
cuando se arrepiente de sus pecados. El ve a Jesús en la cruz del
Calvario. ¿Por qué todo este sufrimiento? La ley de Jehová ha sido
quebrantada. La ley del gobierno de Dios en el cielo y en la tierra
ha sido transgredida, y según se ha pronunciado, la penalidad del
pecado es la muerte. Pero “de tal manera amó Dios al mundo, que
ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna”.
Juan 3:16
. ¡Oh, qué amor!
¡Qué amor incomparable! ¡Cristo, el Hijo de Dios, muriendo’por el
hombre culpable!
El pecador ve la espiritualidad de la ley de Dios y sus eternas
obligaciones. Ve el amor de Dios al proveer a un sustituto y una
seguridad para el hombre culpable, y ese sustituto es Alguien igual
a Dios. Esta manifestación de gracia para con el mundo en el don de
la salvación llena al pecador de asombro. Este amor de Dios hacia el
hombre derriba toda barrera. El hombre viene a la cruz, que ha sido
puesta a mitad de camino entre la divinidad y la humanidad, y se
arrepiente de sus pecados de transgresión, porque Cristo ha estado
atrayéndolo hacia él. El no espera que la ley lo limpie de pecado,
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porque no existe ningún elemento perdonador en la ley para salvar
a los transgresores de ella. El mira el sacrificio expiatorio como su
única esperanza, en virtud del arrepentimiento delante de Dios—
porque las leyes de su gobierno han sido violadas—, y considera la
fe en nuestro Señor Jesucristo como lo único que puede salvar al
pecador y limpiarlo de toda transgresión.
La obra mediatoria de Cristo comenzó en el mismo momento en
que comenzó la culpabilidad, el sufrimiento y la miseria humana,
tan pronto como el hombre se convirtió en un transgresor. La ley
no fue abolida para salvar al hombre y para lograr su unión con
Dios. Pero Cristo asumió el papel de ser su garante y libertador
al
hacerse pecado por el hombre,
a fin de que el hombre viniera