Página 194 - Mensajes Selectos Tomo 3 (2000)

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Mensajes Selectos Tomo 3
a ser la justicia de Dios en y por medio de Aquel que era [y es]
Uno con el Padre. Los pecadores pueden ser justificados por Dios
únicamente cuando él perdona sus pecados, los libra del castigo que
merecen, y los trata como si fueran verdaderamente justos y como
si no hubieran pecado, recibiéndolos en el favor divino y tratándolos
como si fueran justos. Son justificados únicamente por la justicia
de Cristo que se acredita al pecador. El Padre acepta al Hijo, y en
virtud del sacrificio expiatorio de su Hijo, acepta al pecador.
Una fe general no es suficiente
—Muchos tienen una fe general,
y dan su asentimiento al cristianismo como la única esperanza para
las almas que perecen; pero creer esto [sólo] intelectualmente no es
suficiente para la salvación del alma...
Se necesita no sólo fe sino confianza en Dios. Esta es la ver-
dadera fe de Abrahán, una fe que produjo frutos. “Abrahán creyó
a Dios, y le fue contado por justicia”.
Santiago 2:23
. Dios le dijo
que ofreciera a su hijo en sacrificio, y ésa fue la misma voz que le
habló para decirle que saliera de su tierra y fuera al lugar que Dios
[222]
le mostraría. Abrahán fue salvado por la fe en Cristo tan ciertamente
como el pecador se salva hoy por la fe en Cristo.
La fe que justifica siempre produce: primero arrepentimiento
verdadero y luego buenas obras, que son el fruto de esa fe. No
hay fe salvadora que no produzca buenos frutos. Dios dio a Cristo a
nuestro mundo para que llegara a ser el Sustituto del pecador. Cuando
el pecador ejerce verdadera fe en el costoso sacrificio expiatorio,
reclamando a Cristo como el Salvador personal, inmediatamente es
justificado delante de Dios, porque está perdonado.
Cómo vencer: 1891
—Juan señaló al pueblo “el Cordero de
Dios, que quita el pecado del mundo”. El dijo: “He aquí el Cordero
de Dios, que quita el pecado del mundo”. Mucho está implicado en
esta expresión: “quita”. La pregunta es: “¿Seguiremos pecando como
si fuera una imposibilidad para nosotros vencer? ¿Cómo hemos de
vencer? Como Cristo venció: ésa es la única manera de vencer.
El oró a su Padre celestial. Nosotros podemos hacer lo mismo...
Cuando sois tentados a hablar mal y a obrar mal, resistid a Satanás
y decid: No someteré mi voluntad a tu dominio. Cooperaré con el
poder divino y por gracia seré vencedor.—
Manuscrito 83, 1891
.
Cristo compensa nuestras deficiencias inevitables: 1891
—Je-
sús ama a sus hijos, aunque ellos yerren. Pertenecen a Jesús y debe-