Página 226 - Mensajes Selectos Tomo 3 (2000)

Basic HTML Version

222
Mensajes Selectos Tomo 3
Una definición de la verdadera educación
La verdadera educación es la preparación de las facultades men-
tales, morales y físicas para la realización de todos los deberes, sean
o no agradables; es la preparación de todo hábito y práctica, del
corazón, de la mente y del alma, para el servicio divino. Entonces
podrá decirse de vosotros en los atrios del cielo: “Sois colaboradores
juntamente con Dios”.
1 Corintios 3:9
;—
Carta 189, 1899
.
Cualidades recomendables de las escuelas suizas
Veo algunas cosas aquí en Suiza que creo que merecen ser imita-
das. Los maestros de las escuelas participan con sus alumnos mien-
tras éstos están jugando, y les enseñan cómo divertirse, y controlan
todo desorden y todo error. Esta es una ley invariable, e incluye a
los niños desde los cinco hasta los quince años de edad.
Como una recompensa por el buen comportamiento y los hábitos
de estudio, los maestros sacan a sus alumnos afuera y toman un
largo paseo con ellos, suspendiendo las clases más temprano que
de costumbre. Me gusta esto. Creo que los alumnos tienen menos
oportunidad de ceder a la tentación. Los maestros parecen entrar en
los juegos con los niños y regularlos.
[261]
Amor y no reglas estrictas e inflexibles
No puedo aprobar de ninguna manera la idea de que los niños
deben sentir que están siempre sometidos a una constante descon-
fianza, que deben estar siempre vigilados, y que no pueden actuar
como niños. Pero únanse los maestros en los juegos de los niños,
sean uno con ellos, y muéstrenles que desean que los niños estén
felices, y esto dará confianza a los alumnos. Pueden ser controlados
por el amor, y no por reglas severas, estrictas e inflexibles, en sus
comidas y recreaciones.—
Carta 42, 1886
.
Nuestros talentos se nos conceden para usarlos y para desarro-
llarlos con el uso. ¡Ojalá que los padres se dieran cuenta de que
las familias de la tierra pueden ser símbolos de la familia del cielo!
Ojalá comprendieran su responsabilidad—de la cual tendrán que dar
cuenta—de mantener sus hogares libres de toda contaminación del