Página 248 - Mensajes Selectos Tomo 3 (2000)

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Mensajes Selectos Tomo 3
Podría hablar de esto como Pablo lo presenta. Se práctica como
un culto caprichoso y con descuido del cuerpo. Pero esta humildad
aparente, este culto a la voluntad y descuido del cuerpo, no es la hu-
mildad que tiene sabor de cielo. Esta humildad exige que la persona,
las acciones y el vestido de todos los que predican la santa verdad
de Dios, sean correctos y perfectamente apropiados, de manera que
todo cuanto se relacione con nosotros recomiende nuestra santa
religión. El vestido mismo será una recomendación de la verdad a
los no creyentes. Será un sermón en sí mismo...
Un ministro que es negligente en su vestido, a menudo hiere
a los que tienen buen gusto y sensibilidad refinada. Los que están
faltando en este aspecto deben corregir sus errores y ser más circuns-
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pectos. Finalmente se descubrirá que la pérdida de algunas almas
fue causada por la falta de pulcritud y el desaseo del ministro. La
primera vez que se presentó, afectó a la gente en forma desfavora-
ble porque no pudieron, de ninguna manera, vincular su apariencia
con las verdades que presentaba. Su vestimenta lo condenaba, y la
impresión que causó fue que la iglesia que él representaba estaba
compuesta por personas negligentes que no tenían ningún cuidado
en su forma de vestir; y sus oyentes no quisieron tener nada que ver
con tal clase de persona...
La dignidad de la obra del ministro juzgada por su vestido
Algunos que ministran en las cosas sagradas arreglan de tal manera
la indumentaria que visten, que destruyen por lo menos, en cierto
grado, la influencia de su trabajo. Hay una evidente falta de gusto
en materia de colores, y su traje no es limpio ni pulcro. ¿Cuál es
la impresión que se da con esta forma de vestir? Que se considera
que la obra en la cual están ocupados no es más sagrada o elevada
que un trabajo común, como arar la tierra. El ministro degrada las
cosas sagradas con su ejemplo, rebajándolas al nivel de las cosas
comunes. La influencia de tales predicadores no es agradable para
Dios.—
Testimonies for the Church 2:609-614
.
El vestido, ¿Un asunto de prueba?
Su carta ha sido recibida y leída... El tema que Ud. me presenta
para consejo (una propuesta para imponer la indumentaria que se
usó a fines de la década de 1860, y que algunos apoyan) es algo