La indumentaria y el adorno
245
que necesita ser cuidadosamente considerado. Nuestras hermanas,
cuyas mentes están agitadas sobre el asunto de volver a usar un
vestido reformado, deben ser cautelosas y deben orar en cuanto a
todo paso que den. Tenemos ahora las pruebas más solemnes e
importantes dadas por la Palabra de Dios para este período especial
[288]
en que vivimos. Esta prueba es para todo el mundo. El Señor no
exige que ninguna prueba de invención humana sea introducida para
desviar las mentes de la gente o para crear controversia en cualquier
sentido.
Puede ser que algunos estén sedientos por distinguirse en alguna
cosa. Si tienen grandes anhelos de librar una batalla contra los
agentes satánicos, asegúrense primero de que se han puesto toda
pieza de la armadura de Dios. Si no lo han hecho, seguramente serán
vencidos, y se propinarán a sí mismos duras pruebas y chascos que
no están preparados para enfrentar. Busquen todos al Señor más
fervientemente, para obtener esa rica y profunda experiencia que
se hallará en el asunto de la preparación del corazón para seguir a
Cristo hacia donde él guíe.
El dice: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mis-
mo, y tome su cruz, y sígame”.
Mateo 16:24
. Estas palabras deben
ser bien pesadas. El hombre que desea seguir a Cristo, que decide
andar en sus pisadas, hallará que tiene que negarse a sí mismo y
llevar su cruz en ese camino. Todos los que sigan a Cristo entenderán
lo que esto envuelve.
El vestido no debe constituirse en una prueba
—Las pruebas
de Dios deben destacarse ahora en forma clara e inequívoca. Hay
tormentas delante de nosotros, conflictos con los cuales pocos sue-
ñan. No hay necesidad ahora de hacer ninguna alteración especial en
nuestro vestido. El estilo sencillo que se usa ahora, confeccionado
de la manera más saludable, no requiere armadores (aros) ni largas
colas, y es presentable en todas partes. Estas cosas no deben presen-
tarse para distraer nuestras mentes de la gran prueba que decidirá el
destino eterno de un mundo:
los mandamientos de Dios y la fe de
Jesús
.
Estamos acercándonos al final de la historia de este mundo. Se
necesita ahora un testimonio claro y directo, tal como se da en la
[289]
Palabra de Dios, con respecto a la sencillez del vestido. Esta debe ser
nuestra preocupación. Pero es demasiado tarde para entusiasmarnos