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Mensajes Selectos Tomo 3
en hacer de este asunto una prueba. El deseo de seguir a Cristo
con toda humildad de mente, preparando el corazón, purificando el
carácter, no es, de ninguna manera, tarea fácil. Nuestras hermanas
pueden estar seguras de que el Señor no las ha inspirado a hacer una
prueba de lo que fue una vez dado como una bendición, pero que
fue odiado y despreciado por muchos como una maldición.
El vestido reformado
—El vestido reformado que una vez fue
defendido
resultó en una batalla continua. Miembros de la iglesia
rehusaron adoptar este estilo saludable de indumentaria, y causaron
disensión y discordia. Para algunos no había uniformidad y gusto en
la confección del vestido como les había sido claramente presentado.
Esto fue motivo de comentarios. El resultado fue que las caracterís-
ticas objetables y los pantalones se eliminaron. La preocupación por
defender el vestido reformado desapareció, porque lo que había sido
dado como una bendición fue convertido en una maldición.
Había algunas cosas que hacían que el vestido reformado fuera
una gran bendición. Con él no había posibilidad de usar los ridículos
aro
que estaban entonces de moda. Las largas faldas que se arras-
traban sobre el suelo y barrían la suciedad de las calles, no podían
defenderse más. Pero ahora se ha adoptado un estilo de vestido más
razonable, que no incluye esas características objetables. El estilo
de vestido a la moda puede ser descartado, y debe serlo por todos
los que leen la Palabra de Dios. El tiempo gastado en defender el
vestido reformado debe dedicarse al estudio de la Palabra de Dios.
Los vestidos de nuestro pueblo deben hacerse más sencillos.
La falda y la chaqueta que he mencionado pueden usarse. Esto
no quiere decir que debe establecerse sólo ese modelo, y excluir
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cualquier otro, sino un estilo sencillo como estaba representado en
ese vestido. Algunos han supuesto que el modelo que se había dado
era el único que todos debían adoptar. Esto no es así. Pero algo
sencillo como ese sería lo mejor que podríamos adoptar bajo las
[actuales] circunstancias. No me ha sido dado ningún estilo preciso
como regla exacta que debe guiar a todas las personas en su vestido...
Deben usarse vestidos sencillos. Probad vuestros talentos, her-
manas mías, en esta reforma esencial.
El pueblo de Dios tiene ya toda la prueba que debe tener.
La cuestión del sábado es una prueba que vendrá en el mundo
entero. No necesitamos introducir ahora nada que constituya una