Página 319 - Mensajes Selectos Tomo 3 (2000)

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El desaliento
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vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y
hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y
ligera mi carga”.
Mateo 11:29-30
.
Piense en el Salvador. Ponga sus pecados, tanto los de omisión
como los de comisión, sobre Aquel que lleva las iniquidades. Ud.
sabe que ama al Señor; entonces no acongoje su vida porque Satanás
la está molestando con sus falsedades. Crea que Jesús perdona y
perdonará su transgresión. El llevó los pecados de todo el mundo.
A él le agrada que el alma débil y afligida vaya y descanse en él.
Busque a Dios con fe sencilla y diga: “Creo [Señor]; ayuda mi
incredulidad”.
Marcos 9:24
.
Los ángeles sirven a las almas que confían
—El Señor no está
listo para rechazar a sus hijos errantes. El tiene larga paciencia con
ellos. Sus ángeles sirven a cada alma creyente que confía en él.
Ahora, cuando Ud. lee estas palabras, crea que el Señor la acepta
tal como es, errante y pecadora. El sabe que Ud. no puede borrar
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un solo pecado; él sabe que es su propia sangre preciosa derramada
por el pecador, lo que hace que la persona afligida, acongojada y
perpleja, se convierta en un hijo de Dios.
La Palabra de Dios es como un jardín lleno de hermosas y fra-
gantes flores. Hermana mía, ¿no cortará Ud. las flores, las rosas, los
lirios, y los claveles de sus promesas? Descanse en su amor. Ninguna
lengua puede expresar ni mente finita concebir la grandeza y riqueza
de sus promesas precisamente para un alma débil y temblorosa como
Ud. Su parte es la fe sencilla y la confianza; la parte del Señor nunca
deja de cumplirse. Por fe alléguese al Salvador que lleva el pecado,
y entonces aférrese a él por la fe. No se acongoje; esto no la ayudará
en nada. Crea que Cristo mismo reprende al enemigo, y que éste
no puede tener más control sobre Ud. Crea que Satanás ha sido
reprendido. Cuando el enemigo viene como avenida de aguas, “el
Espíritu de Jehová levantará bandera contra él”.
Isaías 59:19
.
Aférrese a Jesús y nunca lo suelte
—De nuevo le pido que apar-
te su mirada de Ud. misma. Mire a Jesús. Aférrese al Todopoderoso,
y no lo suelte nunca. Nuestro Señor Jesús le ha expresado su amor
dando su propia vida para que Ud. sea salva; no debe desconfiar
de su amor. No mire el lado oscuro. Llénese de esperanza en Dios.
Contemplando a Jesús como su Salvador que perdona el pecado,
llegará a transformarse a su imagen. Diga: “He pedido a mi Salva-