Página 339 - Mensajes Selectos Tomo 3 (2000)

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El desprecio a los pioneros
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La luz acrecentada impone mayor responsabilidad
En esta época hemos sido privilegiados con luz acrecentada y
grandes oportunidades, y somos considerados responsables por el
progreso de esa luz. Esto debe manifestarse por el aumento de la
piedad y la devoción. Nuestra lealtad a Dios debe estar en proporción
con la luz que brilla sobre nosotros en esta época.
Pero el hecho de que tengamos una mayor luz no justifica que
disequemos y juzguemos el carácter de hombres que Dios levantó en
los tiempos pasados para hacer una obra determinada y para penetrar
en las tinieblas morales del mundo.
En lo pasado, los siervos de Dios lucharon contra principados y
potestades, y con los gobernadores de las tinieblas de este mundo,
y con la iniquidad espiritual en las regiones celestes, lo mismo que
nosotros, que mantenemos en alto el estandarte de la verdad hoy.
Esos hombres pertenecían a la nobleza de Dios, fueron sus agentes
vivos, por medio de los cuales él obró de una manera maravillosa.
Eran depositarios de la verdad divina hasta un grado en que el
Señor vio adecuado revelarles toda la verdad que el mundo podía
soportar. Proclamaron la verdad en un tiempo cuando la religión
falsa y corrupta se estaba magnificando en el mundo.
No hay oportunidad para despreciar el carácter o excusar
el pecado
—Quisiera que se corriera la cortina, y que los que no
tienen un alcance de visión espiritual muy amplio pudieran ver a
estos hombres como ellos aparecen a la vista de Dios, pues ahora
sólo los ven como árboles que andan
Marcos 8:24
. Entonces [si los
vieran correctamente] no pondrían su construcción [concepción]
humana sobre la experiencia y la obra de los hombres que disiparon
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las tinieblas del camino y prepararon la senda para las generaciones
futuras.
Viviendo en nuestra propia generación podemos pronunciar jui-
cio sobre los hombres a quienes Dios levantó para hacer una obra
especial, de acuerdo con la luz que les fue dada en su tiempo. Aunque
ellos pudieron haber sido vencidos por la tentación, se arrepintieron
de sus pecados; y no nos queda ninguna oportunidad para despreciar
sus caracteres o para excusar el pecado. Su historia es un faro de
advertencia para nosotros, y señala un seguro sendero para nuestros
pies si solamente huimos de sus errores. Estos hombres nobles bus-