Página 346 - Mensajes Selectos Tomo 3 (2000)

Basic HTML Version

342
Mensajes Selectos Tomo 3
tenía catorce años, si llegaba a conocer la voluntad de Dios, estaba
dispuesta a hacerla. Pero nunca me habéis oído decir que yo soy
sin pecado. Los que obtienen una visión de la bondad y el exaltado
carácter de Cristo Jesús, quien era santo y elevado, y cuya estela
llena el templo, nunca dirán que están santificados. Sin embargo te-
nemos que encontrarnos con personas que dicen tales cosas y mucho
más.—
Manuscrito 5, 1885
.
Declárelo Dios y no los hombres
Deseo decir a todo aquel a quien le ha sido revelada la gloria de
Dios: “Ud. nunca tendrá la menor inclinación a decir: ‘Yo soy santo;
estoy santificado’”.
Después de haber tenido mi primera visión de gloria, no podía
discernir ni siquiera la luz más brillante. Se creía que había perdido
la vista, pero cuando de nuevo me acostumbré a las cosas de este
mundo, pude volver a ver. Esta es la razón por la cual os digo que
nunca os jactéis, diciendo: “Yo soy santo; estoy santificado”, porque
[405]
ésa es la evidencia más segura de que no conocéis las Escrituras ni
el poder de Dios. Permitid que Dios lo escriba en sus libros, si él
quiere; pero vosotros nunca debéis expresarlo.
Nunca me he atrevido a decir: “Yo soy santa; estoy sin pecado”,
pero todo lo que he creído que era la voluntad de Dios he tratado
de hacer con todo mi corazón, y tengo la dulce paz de Dios en
mi ser. Puedo encomendar el cuidado de mi alma a Dios como a
un Creador fiel, y saber que él guardará lo que ha sido confiado
a su cuidado. Mi comida y mi bebida es hacer la voluntad de mi
Maestro.—
Manuscrito 6a, 1886
.
No ocurrirá hasta que este cuerpo vil sea transformado
Debemos establecer una enemistad inexorable entre nuestras
almas y nuestro adversario; pero debemos abrir nuestros corazones
al poder y la influencia del Espíritu Santo... Necesitamos llegar a ser
tan sensibles a las santas influencias, que el menor susurro de Jesús
conmueva nuestras almas hasta que él esté en nosotros y nosotros
en él, viviendo por la fe del Hijo de Dios.