Página 357 - Mensajes Selectos Tomo 3 (2000)

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El caso de los Hnos. Mackin
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caerían las plagas y ellos no estaban listos. No se celebraba en ese
momento ninguna reunión, y el Espíritu del Señor vino sobre ella
cuando iba al campamento. Y (volviéndose a la Sra. Mackin) tú
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puedes contarle qué palabras cantaste.
Sra. Mackin:
El Señor puso esta carga sobre mí. Yo no podía
resistirla. ¡Yo tenía tanto deseo de relatarlo, y tantos deseos de cantar
ese himno! Y no pude deshacerme de ella hasta que lo hice. “¡Oh,
ore!, le dije a la Hna. Edwards. Y me detuve en el campamento y
canté precisamente lo que el Señor me inspiró. El Señor—esto es lo
que yo canté—:
“El viene; él viene; preparaos, preparaos”.
Y entonces esa declaración de
Primeros escritos
[p. 71]:
“A cuántos vi llegar al tiempo de las plagas sin un refugio. Reci-
bid el Espíritu Santo”. Estas son las palabras que canté. Las canté
una y otra vez. Por todo el campamento podían escucharlas, y se
reunieron; pero antes de esto el Señor me mostró cómo se retor-
cerían las manos mientras las plagas estuvieran cayendo. El Señor
puede mostrar cualquier cosa en sólo un momento, mejor de lo que
él puede decírnoslo. Y así me mostró cómo se retorcerán las manos,
y eso puso sobre mí una carga mayor que nunca. Bueno, eso ocurría
cuando nos detuvieron...
Cuando el canto es improvisado—dictado por el Espíritu—es
cuando resulta más maravilloso.
Si Ud. tiene alguna luz para nosotros...
Elena G. de White:
Ignoro que tenga alguna cosa especial que
pueda decir. Hay algunas cosas que ocurrirán justamente al final
de la historia de esta tierra, según lo que me ha sido presentado,
similares a algunas de las cosas que Ud. ha expuesto; pero no puedo
decir nada sobre estos puntos por ahora.
R. Mackin:
¿Hay alguna pregunta, Hno. White, o algo ahora?
W. C. White:
No sé que haya otra cosa que orar para que el Señor
le dé a mi madre alguna palabra, y entonces tomarse el tiempo para
que las cosas se desarrollen. Es mejor, al presentarle algo a ella,
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explicar el asunto en forma breve y clara, y entonces tal vez tener
otra entrevista más tarde.
R. Mackin:
Estamos ayunando y orando. Si estamos en un enga-
ño queremos saberlo, tanto como si estamos en lo recto.