Página 358 - Mensajes Selectos Tomo 3 (2000)

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Mensajes Selectos Tomo 3
Sra. Mackin:
Nuestros hermanos piensan que ciertamente esta-
mos en un engaño.
Elena G. de White:
¿Qué lugar es ése del cual Ud. habla, donde
ocurrió el canto?
R. Mackin:
Mansfield, Ohio, en el congreso campestre.
Elena de White:
¿Nuestro pueblo, el pueblo que guarda el sába-
do?
R. Mackin:
Sí, nuestro propio pueblo.
W. C. White:
¿Era esa estrofa que la Sra. Mackin cantó impro-
visada o era un himno conocido? [En la reunión de oración en la
capilla del sanatorio el Hno. Mackin había dado su testimonio de
alabanza y fue seguido por la Sra. Mackin, que cantó.]
Sra. R. Mackin:
Oh, ése era uno de nuestros himnos publicados.
Se halla en el nuevo himnario
Christ in Song
.
R. Mackin:
Ud. la oyó cantar, pero apenas tiene una vaga idea de
lo que es su canto cuando las palabras le son dadas por el Espíritu
Santo. Lo más maravilloso es cuando ella canta: “¡Gloria!” Dice
que cuando lo canta le parece estar con los ángeles en la presencia
de Jesús. Repite la palabra “¡Gloria!” una y otra vez. Ella ha sido
probada con el piano, y los músicos dicen que es algo extraordinario
como canta en tono bajo y alto. No puede hacerlo a menos que ore
en el Espíritu y un poder especial venga sobre ella.
Sra. Mackin:
Nosotros no tenemos este poder; solamente lo
recibimos cuando buscamos a Jesús.
Echando fuera demonios
R. Mackin:
El Señor nos ha dado
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poder, Hna. White, para echar fuera demonios. Muchas personas
están poseídas de demonios. Yo recuerdo una declaración que Ud.
escribió hace pocos años, que muchos estaban poseídos por demo-
nios tan ciertamente como en los días de Cristo. Cuando nosotros
estamos en una reunión, y estos demonios están en la reunión, ellos
pueden hacer que la gente haga cosas raras. He leído en la Biblia que
cuando Jesús estaba en el templo los demonios salieron en seguida.
“¡Cállate, y sal de él!”
Marcos 1:25
. El Señor nos instruye a que
mantengamos a la gente acostada, no sea que los demonios los arro-
jen al suelo cuando salen de ellos. Nos dimos cuenta al principio,
cuando empezamos a reprender a estos demonios, que a menudo
cierran los ojos de las personas, y a veces las hacen ladrar como un