Página 359 - Mensajes Selectos Tomo 3 (2000)

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El caso de los Hnos. Mackin
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perro, y que saquen la lengua; pero al continuar reprendiéndolos, los
ojos se abren, se calman, y los demonios...
Ahora bien, es por el don del Espíritu como el Señor nos dice
que los demonios se han ido, que se han ido todos. Una señora
en particular tenía seis demonios, y decía que ella sintió cuando
salieron; parecía que la tiraban de todas partes del cuerpo.
Pero nuestros hermanos dicen que no podemos estar en los
últimos días; nosotros, en cambio, hallamos que esto coincide preci-
samente con lo que el Salvador dijo en el último capítulo de Marcos,
en esa gran comisión: “Y estas señales seguirán a los que creen:
En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas”
(
Marcos 16:17
), etc.
Sra. Mackin:
Nosotros tampoco recibimos todas estas cosas de
una vez.
R. Mackin:
Lea los últimos versículos de Marcos: “Y estas seña-
les seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios;
hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si be-
bieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán
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sus manos, y sanarán. Y el Señor, después que les habló, fue recibido
arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. Y ellos, saliendo,
predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la
palabra con las señales que la seguían. Amén”. Nuestra experiencia,
según lo podemos discernir, está corroborada por la Biblia. Aquí hay
algo que quisiera leer [el Hno. Mackin leyó párrafos, incluyendo
el siguiente, de un artículo de la (
The Review and Herald, publica-
do en el número del 11 de abril de 1899
), y titulado: “El congreso
campestre de Newcastle”]:]
“Durante la noche del primer sábado de la reunión de Newcastle,
yo parecía estar en la reunión, presentando la necesidad y la impor-
tancia de que recibamos el Espíritu. Esta era la preocupación de mi
labor: la apertura de nuestros corazones al Espíritu Santo”.
[La taquígrafa no tomó ninguna nota acerca del lugar exacto
donde el Hno. Mackin comenzó a leer este artículo, y dónde dejó
de leer; pero por lo menos fue leída una porción considerable del
mismo.]
¿Cuál es la evidencia?
R. Mackin:
En relación con la recep-
ción del poder de lo alto, hay una pregunta que me parece tan perti-
nente ahora como en los días de los apóstoles: ¿Cuál es la evidencia?