Página 366 - Mensajes Selectos Tomo 3 (2000)

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Mensajes Selectos Tomo 3
que Uds. hacen de las Escrituras y los
Testimonios
han llegado a
conclusiones erróneas. La obra del Señor sería grandemente ma-
lentendida si Uds. continuaran trabajando como han empezado a
hacerlo, pues le dan una falsa interpretación a la Palabra de Dios y
a los
Testimonios
impresos; y entonces tratan de llevar a cabo una
obra extraña de acuerdo con la concepción que Uds. tienen de su
significado. Suponen que todo lo que hacen es para la gloria de Dios,
pero se están engañando a sí mismos y están engañando a otros.
Su esposa, en discursos, en cantos y en extrañas exhibiciones
que no están de acuerdo con la obra genuina del Espíritu Santo,
está ayudando a introducir una fase de fanatismo que haría un gran
perjuicio a la causa de Dios si se le permitiera tener lugar en nuestras
iglesias.
El echar fuera demonios
—Uds. aun han supuesto que han
recibido poder para echar fuera demonios. Por la influencia de Uds.
sobre las mentes humanas, hombres y mujeres son inducidos a creer
que están poseídos por demonios, y que el Señor los ha señalado a
Uds. como sus agentes para arrojar fuera a esos malos espíritus.
Se me ha mostrado que precisamente la clase de error a la cual
me vi obligada a hacer frente entre los creyentes adventistas después
de que pasó el tiempo en 1844, se repetirá en estos últimos días.
En nuestra experiencia temprana tuve que ir de lugar en lugar y
presentar mensaje tras mensaje a grupos de creyentes desanimados.
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Las evidencias que acompañaban mis mensajes eran tan grandes,
que los de corazón honesto recibían como verdad las palabras que
se hablaban. El poder de Dios se revelaba de una manera señalada,
y hombres y mujeres eran liberados de la funesta influencia del
fanatismo y el desorden, y eran traídos a la unidad de la fe.
Un pedido para que se detengan
—Hermano y hermana, tengo
un mensaje para Uds.: Uds. están partiendo de una falsa suposición.
Hay mucho del yo entretejido en sus exhibiciones. Ya es tiempo de
que se detengan. Si Dios les hubiera dado un mensaje especial para
su pueblo, Uds. andarían y obrarían con toda humildad, no como si
estuvieran en el escenario de un teatro, sino con la mansedumbre de
un seguidor del humilde Jesús de Nazaret. Ejercerían una influen-
cia totalmente diferente de la que han estado ejerciendo. Estarían
anclados en la Roca, Cristo Jesús.