Página 416 - Mensajes Selectos Tomo 3 (2000)

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Mensajes Selectos Tomo 3
Satanás, y para exaltarlo a su trono. El que está sobre todo poder, el
que tiene la mayor influencia en el cielo y en la tierra, Aquel a quien
toda alma está en deuda por todos los favores que ha recibido, era
manso y humilde de corazón, santo, inocente y puro en vida.
“El fue obediente a todos los mandamientos de su Padre. La
maldad ha llenado la tierra; está contaminada bajo sus habitantes.
Las posiciones elevadas de los poderes de la tierra se han llenado
de corrupción y ruin idolatría, pero ha llegado el tiempo cuando
los justos recibirán la palma de la victoria y el triunfo. Los que
eran considerados por el mundo como débiles e indignos, los que
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se hallaban sin defensa contra la crueldad de los hombres, serán
coronados como conquistadores y más que vencedores” se cita a.
Apocalipsis 7:9-17
.
Ellos se hallan ante el trono disfrutando los brillantes esplendores
del día eterno, y no como un grupo esparcido y débil, para sufrir por
causa de las pasiones satánicas de un mundo rebelde, que expresa
los sentimientos, las doctrinas y los consejos de los demonios.
Ahora los santos no tienen nada que temer
—Fuertes y terri-
bles han llegado a ser los señores de la iniquidad en el mundo bajo
el dominio de Satanás, pero fuerte es el Señor Dios que juzga a
Babilonia. Los justos ya no tienen nada que temer a causa de la
fuerza o el fraude mientras sigan siendo fieles y leales. Alguien más
poderoso que el hombre fuerte y armado actuará como su defensa.
Todo poder y grandeza y excelencia de carácter serán dados a los
que han creído y actuado con firmeza en defensa de las leyes de
Dios.
Otro ser celestial exclamó con una voz dulce y musical: “Ellos
han salido de grande tribulación. Han andado en el horno de fuego
del mundo, calentado intensamente por las pasiones y los caprichos
de los hombres que querían obligarlos a someterse al culto de la
bestia y su imagen, y a ser desleales al Dios del cielo.
“Han venido desde montañas, rocas, cavernas y cuevas de la
tierra; desde celdas, cárceles y secretos concilios; de cámaras de
tortura, de chozas y buhardillas. Han pasado por enconada aflic-
ción, profunda negación de sí mismos y agudos desalientos. No
han de seguir siendo el blanco del ridículo de los hombres malva-
dos. No seguirán siendo considerados viles y tristes por los que los
desprecian.