Página 118 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 3
perjudicado grandemente su utilidad. Usted no ha gobernado bien su
propia casa; ha fallado en ordenar a los suyos que sigan su ejemplo.
Ha pensado que sabía cómo administrar los asuntos de su casa.
¡Pero cuán engañado ha estado! Ha seguido demasiado a menudo
los impulsos de su propio espíritu, lo que ha causado perplejidades
y desalientos, y esto ha nublado su discernimiento y lo ha debilitado
espiritualmente de modo que sus trabajos han mostrado muchas
imperfecciones.
Las labores de los hermanos R y S fueron prematuras. Estos
hermanos tenían ante ellos su experiencia pasada con sus errores, lo
que debiera haber sido suficiente para impedirles que se ocuparan en
una tarea que no estaban capacitados para cumplir. Había bastante
que se necesitaba hacer. Era un lugar difícil en el cual levantar una
iglesia. Los rodeaban influencias adversas. Cada paso tendría que
haberse dado con la debida cautela y consideración acompañada de
oración.
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Estos dos hermanos habían sido advertidos y censurados repe-
tidamente por avanzar en forma imprudente, y no debieran haber
asumido las responsabilidades que tomaron. ¡Oh, cuánto mejor ha-
bría sido para la causa de Dios en _____, si ellos hubieran trabajado
en campos nuevos! La sede de Satanás se encuentra en _____, como
también en otras ciudades impías, y él es un enemigo artero contra
el cual contender. Había elementos desordenados entre los obser-
vadores del sábado en _____ que eran un obstáculo para la causa.
Pero hay un tiempo apropiado para hablar y actuar, una oportunidad
áurea que rendirá los mejores resultados del trabajo realizado.
Si se hubiera dejado que las cosas se desarrollaran más plena-
mente antes de tocarlas, los elementos desordenados, no consagra-
dos, se habrían separado y no habría existido un partido opositor. De
ser posible, esto siempre se debería evitar. La iglesia haría mejor si
sufriera mortificación y ejercitara más paciencia, que si se apresurase
a imponer las ideas, y provocar un espíritu combativo. Aquellos que
realmente amaban la verdad por causa de la verdad deberían haber
proseguido su curso de acción teniendo en mente la gloria de Dios y
permitido que la luz de la verdad brillara ante todos.
Podrían haber anticipado que los elementos de confusión e insa-
tisfacción entre ellos crearían problemas. Satanás no permanecería
quieto al ver el surgimiento de una compañía [de creyentes] en _-