Página 151 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Importancia de la educación en el hogar
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haberse adaptado a fin de preservarles el tono saludable de todas las
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facultades del cuerpo y la mente. Entonces podrían haber obtenido
un conocimiento práctico de los negocios mientras estaban consi-
guiendo su educación literaria. Tendría que haberse despertado la
sensibilidad moral de los estudiantes en la escuela para que vieran y
sintiesen que la sociedad tiene el derecho de esperar algo de ellos y
que deberían vivir en obediencia a las leyes naturales de modo que
por su existencia e influencia, por precepto y ejemplo, pudieran ser
de beneficio y bendición para la sociedad. Se le debiera recalcar a la
juventud que todos ejercen una influencia que le está diciendo cons-
tantemente a la sociedad que ha de mejorar y elevarse o rebajarse y
degradarse. Lo que primeramente deberían estudiar los jóvenes es
conocerse ellos mismos y cómo mantener sus cuerpos sanos.
Muchos padres mantienen a sus hijos en la escuela casi el año
completo. Estos niños siguen mecánicamente la rutina del estudio,
pero no retienen lo que aprenden. Muchos de estos estudiantes per-
manentes parecen casi destituidos de vida intelectual. La monotonía
del estudio continuo cansa la mente, y los alumnos se interesan poco
en sus lecciones; y para muchos el aplicarse a los libros llega a ser
doloroso. No tienen un amor íntimo por la meditación ni la ambición
de adquirir conocimiento. No estimulan en ellos mismos hábitos de
reflexión e investigación.
Los niños necesitan grandemente la debida educación a fin de
que puedan ser útiles en el mundo. Pero cualquier esfuerzo que
exalte la cultura intelectual por encima de la preparación moral está
mal encaminado. Instruir, cultivar, pulir y refinar a los jóvenes y
niños debiera ser la preocupación principal tanto de los padres como
de los maestros. Son pocos los que razonan rigurosamente y piensan
en forma lógica debido a que las influencias falsas han frenado el
desarrollo del intelecto. La suposición de padres y maestros de que el
estudio continuo fortalecería el intelecto ha demostrado ser errónea,
porque en muchos casos ha tenido el efecto opuesto.
En la educación temprana de los niños muchos padres y maestros
no entienden que se necesita dar la mayor atención a la constitución
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física, para que pueda asegurarse una condición saludable del cuerpo
y el cerebro. Ha sido la costumbre animar a los niños a asistir a
la escuela cuando son meros bebés, que necesitan el cuidado de
una madre. Con una edad delicada frecuentemente se los hacina