Página 165 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Trabajo físico para los estudiantes
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La impresión de que el trabajo es indigno para una vida elegante
ha llevado a la tumba a miles que podrían haber vivido. Las personas
que realizan sólo ocupaciones manuales frecuentemente trabajan
en exceso, sin concederse períodos de descanso; mientras que la
clase intelectual exige demasiado esfuerzo al cerebro y sufre por
la falta del vigor saludable que le proporcionaría el trabajo físico.
[175]
Si el intelectual compartiera en cierta medida la carga de la clase
trabajadora y fortaleciera así los músculos, la clase obrera podría
aliviar un poco su carga y dedicar parte de su tiempo a la cultura
mental y moral. Aquellos que tienen ocupaciones sedentarias y
literarias necesitan hacer ejercicio físico, aunque no tuvieran que
hacerlo con el objeto de obtener recursos. La salud debería ser un
atractivo suficiente para inducirlos a unir el trabajo físico con el
mental.
Se debe combinar la cultura moral con la intelectual y la física
a fin de tener hombres y mujeres bien desarrollados y equilibrados.
Algunos están capacitados para ejercitar mayor fuerza intelectual
que otros, mientras que otros se inclinan a amar y disfrutar el tra-
bajo físico. Ambas clases deberían tratar de mejorar en lo que son
deficientes, para que puedan presentarle a Dios todo su ser en un
servicio vivo, santo y agradable, que es su culto racional. Las modas
y costumbres de la sociedad elegante no debieran determinar su cur-
so de acción. El inspirado apóstol Pablo añade: “No os conforméis a
este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de
Dios, agradable y perfecta”.
Romanos 12:2
.
Las mentes de los hombres que piensan trabajan demasiado.
Frecuentemente usan en forma pródiga sus facultades mentales,
mientras que hay otra clase cuyo blanco más elevado en la vida es
el trabajo físico. Esta última clase no ejercita la mente. Ejercitan
sus músculos mientras que sus cerebros son privados de fuerza
intelectual, así como las mentes de los hombres intelectuales trabajan
[intensamente] mientras que sus cuerpos son despojados de fuerza y
vigor por su descuido en ejercitar los músculos. Aquellos que están
contentos con dedicar sus vidas al trabajo físico y dejan a otros que
piensen para ellos, mientras que ellos simplemente ejecutan lo que
otros cerebros han planeado, tendrán fuerza muscular, pero intelectos
débiles. Su influencia para el bien es pequeña en comparación con