Página 175 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

Basic HTML Version

El instituto de salud
171
de la Palabra de Dios y para ser colocados en una posición donde
discernirán las imperfecciones de sus caracteres morales. Debieran
tratar seriamente de reformarse para que puedan tener amistad con
Dios. La religión de Cristo no debe colocarse en segundo plano, ni
han de dejarse a un lado sus santos principios con el fin de obtener
la aprobación de cualquier grupo, por popular que sea. Si se rebaja
la norma de la verdad y la santidad, entonces el plan de Dios no se
cumplirá en esta institución.
Pero nuestra fe peculiar no debiera discutirse con los pacientes.
Sus mentes no deben ser agitadas innecesariamente acerca de te-
mas en los que diferimos, a menos que ellos mismos lo deseen; y
entonces debería observarse gran cautela para no inquietarlos reco-
mendándoles nuestra fe peculiar. El Instituto de Salud no es el lugar
para entrar agresivamente en discusión sobre puntos de nuestra fe en
los que generalmente diferimos con el mundo religioso. Se celebran
reuniones de oración en el Instituto en las que todos pueden partici-
par si lo desean, pero hay mucho sobre lo cual explayarse acerca de
la religión de la Biblia sin tocar puntos objetables de divergencia.
La influencia silenciosa hará más que la controversia abierta.
En sus pláticas en las reuniones de oración algunos observadores
del sábado han sentido que deben presentar el tema del sábado y
el mensaje del tercer ángel o de lo contrario no podrían sentirse
libres. Ésta es una característica de mentes estrechas. Los pacientes
no familiarizados con nuestra fe no saben qué significado tiene
la expresión “mensaje del tercer ángel”. La introducción de estos
términos sin una clara explicación de lo que significan sólo hace
daño. Debemos encontrarnos con la gente donde ellos están, y sin
embargo no necesitamos sacrificar un solo principio de la verdad.
La reunión de oración resultará ser una bendición para pacientes,
ayudantes y médicos. Períodos breves e interesantes de oración y
de adoración en grupo aumentarán la confianza de los pacientes en
sus médicos y ayudantes. No se debiera privar a los ayudantes de
esas reuniones por razones de trabajo a menos que sea claramente
[187]
indispensable. Ellos las necesitan y debieran disfrutarlas.
Al establecerse reuniones regulares los pacientes ganan confian-
za en el Instituto y se sienten más en casa. Y de este modo se prepara
el camino para que la semilla de la verdad eche raíces en algunos
corazones. Estas reuniones interesan en forma especial a algunos