Página 184 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 3
sintieron y lamentaron han sido pequeñas en comparación con el
trabajo, la perplejidad y los cuidados que mi esposo y yo soportamos
sin paga, y que los médicos y ayudantes sobrellevaron percibiendo
salarios pequeños. Hemos tomado acciones en el Instituto por la
cantidad de mil quinientos dólares, la cual fue transferida, aunque
es una suma pequeña en comparación con el desgaste que hemos
sufrido como consecuencia de gerentes anteriores irresponsables.
Pero como el Instituto tiene ahora una reputación y una clientela
más elevadas que nunca antes, y puesto que el valor de la propiedad
es mayor que todo el dinero que se ha invertido, y en vista de que
los errores anteriores han sido corregidos, aquellos que han perdido
su confianza no tienen excusa por albergar sentimientos de prejuicio.
Y si todavía manifiestan una falta de interés, será porque decidieron
acariciar prejuicios antes que ser guiados por la razón.
En la providencia de Dios, el hermano A ha entregado su interés
y energías al Instituto de Salud. Se ha interesado en promover abne-
gadamente los intereses del Instituto y no ha escatimado esfuerzos ni
se ha favorecido a sí mismo. Si él depende de Dios y hace del Señor
su fuerza y consejero, puede ser una bendición para los médicos,
ayudantes y pacientes. Ha ligado su interés a todo lo que está rela-
cionado con el Instituto y ha sido una bendición para otros al llevar
cargas alegremente, que no eran pocas ni livianas. Él ha bendecido
a otros, y estas bendiciones nuevamente se reflejarán sobre él.
Pero el hermano A corre el peligro de asumir cargas que otros
pueden y deberían llevar. No debería desgastarse haciendo cosas
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que otros, cuyo tiempo es menos valioso, pueden hacer. Debería
actuar como un director y superintendente. Tendría que preservar
sus fuerzas, para que con su juicio experimentado pudiera indicar
a otros qué hacer. Esto es necesario a fin de que él mantenga una
posición de influencia en el Instituto. Su experiencia en administrar
con sabiduría y economía es valiosa. Pero él está en peligro de
separar sus intereses demasiado de su familia, de llegar a absorberse
demasiado en el Instituto, y de tomar sobre sí demasiadas cargas,
como lo hizo mi esposo. El interés de mi esposo en el Instituto
de Salud, la Asociación Publicadora y la causa en general fue tan
grande que sufrió un quebranto de salud y se vio obligado a retirarse
del trabajo por un tiempo, cuando, si hubiera hecho menos por estas
instituciones y dividido su interés con su familia, no habría sufrido