Página 198 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Obreros en la oficina
Aquellos que están en la oficina y que profesan creer la verdad
debieran mostrar el poder de la verdad en sus vidas y probar que
están trabajando hacia adelante y hacia arriba en base a principios.
Debieran moldear sus vidas y caracteres siguiendo el ejemplo del
Modelo perfecto. Si todos pudieran examinar con una mirada que
discierne las tremendas realidades de la eternidad, qué horror de
condenación se apoderaría de algunos en la oficina que ahora andan
con aparente indiferencia, aunque separados de escenas eternas por
una distancia muy pequeña. Se han dado muchas advertencias y
se han hecho exhortaciones al corazón con intenso sentimiento y
con oraciones fervientes, cada una de las cuales está registrada
fielmente en el cielo, para equilibrar la cuenta de cada uno en el día
de la investigación final. El amor incansable de Cristo ha seguido
a los que están ocupados en su obra en la oficina. Dios los ha
acompañado con bendiciones y súplicas, a pesar de que odia los
pecados y la infidelidad que se adhiere a ellos como la lepra. Las
verdades profundas y solemnes que las personas que están en la
oficina han tenido el privilegio de escuchar, deberían granjear sus
simpatías y conducirlos a una elevada apreciación de la luz que Dios
les ha dado. Si caminan en la luz, ella embellecerá y ennoblecerá
sus vidas con los propios atavíos del cielo, a saber, la pureza y la
verdadera piedad.
Ante cada obrero en la oficina se abre un camino para ocuparse
de corazón directamente en la obra de Cristo y la salvación de
las almas. Cristo dejó el cielo y el seno de su Padre para venir
a este mundo abandonado y perdido a fin de salvar a quienes se
dejarían salvar. Se exiló de su Padre y canjeó la compañía pura de
los ángeles por la de la humanidad caída y contaminada totalmente
con el pecado. Con tristeza y asombro, Cristo presencia la frialdad,
la indiferencia y el descuido con el cual sus profesos seguidores en
la oficina tratan la luz y los mensajes de advertencia y amor que él
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