Página 199 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Obreros en la oficina
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les ha dado. Cristo ha provisto el pan y el agua de vida para todos
los que tienen hambre y sed.
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El Señor requiere de todos en la oficina que trabajen movidos
por un propósito elevado. Con su propia vida, Cristo les dio ejemplo.
Todos debieran trabajar con interés, devoción y fe por la salvación
de las almas. Si todos en la oficina laboran con propósitos desintere-
sados, discerniendo el carácter sagrado del trabajo, la bendición de
Dios descansará sobre ellos. Si todos hubieran tomado sus diferentes
cargas alegre y gozosamente, mi esposo no se habría visto agobiado
tan pesadamente por el cansancio y la perplejidad.
¡Cuán pocas oraciones fervientes han sido elevadas con fe a Dios
en favor de aquellos que trabajaban en la oficina y que no estaban
plenamente en la verdad! ¿Quién ha sentido el valor de las almas
por las cuales Cristo murió? ¿Quiénes han sido obreros en la viña
del Señor? Vi que los ángeles estaban afligidos por las frivolidades
triviales de los profesos seguidores de Cristo que estaban manejando
asuntos sagrados en la oficina. Algunos no tienen más conciencia del
carácter sagrado del trabajo que si estuvieran ocupados en trabajos
comunes. Dios ahora pide que los que obstruyen en forma infruc-
tuosa el terreno se consagren a él y centren sus afectos y esperanzas
en él.
El Señor quisiera que todos los que están vinculados con la ofici-
na lleguen a ser guardianes y portadores de cargas. Si son buscadores
de placeres, si no practican la abnegación, no son aptos para ocupar
un lugar en la oficina. Los trabajadores en la oficina debieran sentir
cuando entran en ella que éste es un lugar sagrado, un lugar donde
se está haciendo la obra de Dios en la publicación de la verdad que
decidirá el destino de las almas. Esto no se siente ni se comprende
como se debiera. Hay conversaciones en el departamento tipográfico
que distraen la mente del trabajo. La oficina no es un lugar para
tener visitas, o para albergar un espíritu de coqueteo, o para tener
diversiones o un espíritu egoísta. Todos debieran sentir que están tra-
bajando para Dios. El que zarandea todos los motivos y lee todos los
corazones está examinando y probando y zarandeando a su pueblo,
especialmente a aquellos que tienen luz y conocimiento y que están
ocupados en su sagrada obra. Dios escudriña los corazones y prueba
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los pensamientos, y no aceptará nada que no sea una entera devoción
y consagración a él. Todos en la oficina debieran asumir sus deberes