Página 212 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 3
enteramente de Dios y mediante una fe viva extraer luz y fuerza
de la gran Fuente y Causa para que sus esfuerzos puedan resultar
enteramente exitosos.
Aquellos que piensan que tienen una obra que hacer para el
Maestro no debieran iniciar sus esfuerzos entre las iglesias; debieran
ir a territorios nuevos y demostrar sus dones. De esta manera pueden
probarse ellos mismos y definir el asunto a su satisfacción, si Dios
ciertamente los ha elegido para esta obra. Sentirán la necesidad
de estudiar la Palabra de Dios y orar fervientemente en busca de
sabiduría celestial y ayuda divina. Al encontrarse con opositores que
plantean objeciones a los puntos importantes de nuestra fe, se verán
colocados en circunstancias en las que obtendrán una experiencia
sumamente valiosa. Sentirán su debilidad y serán inducidos a acudir
a la Palabra de Dios y a la oración. En este ejercicio de sus dones
estarán aprendiendo y mejorando y obteniendo confianza, valor y fe,
y con el tiempo tendrán una experiencia valiosa.
Los hermanos H comenzaron bien en este trabajo. En su labor
no fueron entre las iglesias, sino que salieron a campos nuevos.
Comenzaron humildemente. Eran pequeños en su propia opinión
y sentían la necesidad de depender completamente de Dios. Estos
hermanos, especialmente A H, están ahora frente al gran peligro
de volverse autosuficientes. Cuando ha discutido con opositores, la
verdad ha obtenido la victoria, y él ha comenzado a sentirse fuerte
en sí mismo. Tan pronto como se coloque por encima de la sencillez
del trabajo, sus labores dejarán de beneficiar la preciosa causa de
Dios. No debiera fomentar un amor por las discusiones, sino tendría
que evitarlas cada vez que pueda. Estas luchas con los poderes de
las tinieblas mediante debates raramente resultan lo mejor para el
avance de la verdad presente.
Si los jóvenes que comienzan a trabajar en esta causa tuvieran el
espíritu misionero, darían evidencia de que Dios ciertamente los ha
llamado a servir. Pero cuando no salen a lugares nuevos, sino que se
conforman con ir de iglesia en iglesia, dan evidencia de que no llevan
sobre ellos la carga del trabajo. Las ideas de nuestros predicadores
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jóvenes no son suficientemente amplias. Su celo es demasiado débil.
Si los jóvenes despertaran y se dedicaran al Señor, serían diligentes
cada momento de su tiempo y tratarían de capacitarse para llegar a
ser obreros en el campo misionero en vez de volverse combatientes.