Página 213 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Obra misionera
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Los jóvenes necesitan capacitarse volviéndose versados en otros
idiomas, para que Dios pueda usarlos como instrumentos para comu-
nicar su verdad salvadora a la gente de otros países. Estos jóvenes
pueden obtener un conocimiento de otros idiomas aun mientras están
ocupados en trabajar para los pecadores. Si ahorran cuidadosamente
su tiempo pueden estar cultivando sus mentes y capacitándose para
prestar una utilidad más amplia. Si las jóvenes que han llevado sólo
poca responsabilidad se dedicaran a Dios, podrían capacitarse para
ser útiles estudiando y familiarizándose con otros idiomas. Podrían
consagrarse al trabajo de traducir.
Nuestras publicaciones deberían imprimirse en otros idiomas, pa-
ra que se pueda alcanzar a países extranjeros. Puede hacerse mucho
a través de la prensa, pero todavía puede lograrse más si la influencia
de las labores del predicador viviente fuera junto con nuestras pu-
blicaciones. Se necesitan misioneros para ir a otras naciones con el
objeto de predicar la verdad en una manera precavida, cuidadosa. La
causa de la verdad presente puede extenderse grandemente mediante
el esfuerzo personal. El contacto de la mente individual con otras
mentes hará más para quitar el prejuicio que lo que pueden hacer
nuestras publicaciones solas, si el trabajo se hace en forma discreta.
Aquellos que se ocupan en esta obra no debieran tener en cuenta
su comodidad o inclinación, ni debieran amar la popularidad ni la
ostentación.
Cuando las iglesias ven a jóvenes que poseen celo para capaci-
tarse a fin de extender sus labores a ciudades, villas y pueblos que
nunca han sido animados a aceptar la verdad, y a misioneros que
se ofrecen para ir a otras naciones a fin de llevarles la verdad, las
iglesias se animarán y fortalecerán mucho más que si reciben el
trabajo de jóvenes sin experiencia. Cuando vean el corazón de sus
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ministros ardiendo de amor y celo por la verdad, y con un deseo de
salvar almas, las iglesias se despertarán. Generalmente éstas tienen
los dones y el poder para bendecir y para fortalecerse ellas mismas,
y para reunir a las ovejas y los corderos en el redil. Necesitan verse
obligadas a depender de sus propios recursos, para que todos los
dones que yacen dormidos puedan de esa manera ser llamados a un
servicio activo.
Cuando se establecen iglesias, debiera indicárseles que incluso
entre sus propios miembros deben tomarse hombres para llevar la